Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
Locura y malestar / Andrea Kottow – 189 histeria, no dominada por la misma loca, sino sólo exhibida involuntariamente. La histeria así es impulsada a requerir de traducción. La sintomatología es su lenguaje, que el especialista traspone a la lengua de la sensatez. Traducción y traición. Al repetirse el tópico de la locura femenina en la literatura escrita en Chile en el siglo xix, la pregunta debe dirigirse hacia este hablar histérico del cuerpo femenino, evidenciado en la narrativa, puesto ahí por los narradores para que diga sus verdades desde su propio lenguaje, divergente de la razón. Verdades que pareciera no pueden ser dichas de otra forma. La histeria se abre a la narración: se presenta no sólo como una forma distinta de narrar – un decir corporal, donde los síntomas se entrecruzan, anulan y superponen con y a las palabras – , sino también convoca a ser narrada, a que se colmen los vacíos que vaya dejando su forma interrumpida, discontinua de contar. Complemento pero también concurrencia y competencia entre hablares diversos; y entre los impulsados a decir, por un lado, y los autorizados a hacerlo, por el otro. En 1863, casi simultáneamente a la publicación de Martín Rivas , considerada por la más arriba citada Doris Sommer como la emblemática ficción fundacional chilena, Alberto Blest Gana publicará una novela que a sus contemporáneos no les merecerá mayor interés: se trata de una obra con temática indigenista, que gira en torno a la problemática de la integración política de los araucanos y a los conflic- tos entre criollos y mapuches en la zona de la frontera. En el centro de la trama se encuentra la historia amorosa de Fermín Mariluán, militar del Ejército chileno de origen mapuche, y Rosa Tudela, joven criolla de descendencia española. La nove- la relata el fracaso tanto del amor interracial de Mariluán y Rosa, como de los in- tentos de reconciliación político-social entre mapuches y criollos, promovidos por Mariluán. El texto culmina con la locura de Rosa, al mismo tiempo que se cierra la posibilidad de imaginar una convivencia armónica entre araucanos y criollos. Tres gestos de clausura coincidentes: final novelesco, abandono de salud y razón, con anuncio de la pronta muerte de Rosa, y fracaso de las ideas integristas sostenidas por Mariluán. ¿Cómo es la descripción que de la locura de Rosa se hace en el texto? Cuenta el narrador: Todos los días voy a informarme de la salud de Rosa. Al tercero cesó el delirio y des- de entonces vive sentada en una silla, sin mirar a nadie, sin hablar una sola palabra y dirigiendo de cuando en cuando la vista hacia la calle. A la hora en que vio la cabeza de Mariluán, un gran estremecimiento sacude su cuerpo, da un grito agudo y perma- nece delirando dos o tres horas; después cae en el abatimiento profundo de antes. En estos diez días transcurridos desde la hora fatal en que salimos juntos a la puerta de la calle, su persona ha sufrido una completa transformación: parece un cadáver y es muy de temerse que no sobreviva mucho tiempo al peso de su dolor 5 . 5 Alberto Blest Gana, Mariluán. Un drama en el campo (1862; Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2005),
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