Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
188 – malestar y destinos del malestar Artes del descontento en términos amplios como letra, como palabra escrita – está convocada, y convoca ella, a apoyar los proyectos nacionales y las fundaciones simbólicas de los países, ci- mentando las frágiles construcciones identitarias que deben servir para asegurar el fu- turo próspero de estas “comunidades imaginadas” 2 . Fundación nacional y desarrollo de una literatura – en sentido de la creación y el establecimiento de un corpus de tex- tos escritos – deben dar cuerpo a una idea, cuya abstracción amenaza constantemente con imposibilitar su facticidad. Un escribir contra la fragilidad, colmando un vacío: una escritura que está llamada a ahuyentar los fantasmas que acechan los grandes pla- nes que la elite intelectual de los recién conformados países latinoamericanos traza. Doris Sommer llama a estos escritos “ficciones fundacionales” 3 , acentuando el vín- culo entre proyecto político y escritural, entre cuerpo social y textual. Un corpus , sin embargo, que para constituirse debe desechar el cuerpo en tanto carne, privilegiando la idea. Un cuerpo abstracto y sin formas concretas, sin necesidades ni deseos que le impidan reducirse a los requerimientos políticos. El cuerpo, no obstante, pareciera no permitir su neutralización sin más; regresa y se manifiesta, sintomáticamente, reclamando sus espacios de representación. Los fantasmas vuelven e interrumpen este llano y sano corpus literario armonizado con el proyecto nacional. Regresan a manera de un cuerpo enloquecido con forma de mujer, regresan encarnados en el cuerpo histérico. Locura y femineidad, femineidad de la locura que se transpone incluso a los locos masculinos, que sufren una femini- zación al perder el sentido: enloquecimiento del género. Enloquecer/enceguecer: haber sido cuerdo como haber podido ver, haber visto y haber perdido algo; enlo- quecimiento en tanto síntoma de una pérdida, lesión de una razón que estuvo y ya no está. Locura femenina, femineidad enloquecida: histeria. Emblema de la locura femenina, del cuerpo enloquecido de la mujer, es el cuerpo histérico 4 . Y el cuerpo histérico de la mujer habla, dice: desde la gran puesta en escena de la histeria en La Salpêtrière, orquestada por Charcot, a las histéricas se las ostenta para observar ese cuerpo en pos de que diga lo que no puede decir la mujer enloquecida de otra forma, para traducir aquello que es descifrable por el especialista que habla la lengua de la 2 Benedict Anderson, Imagined Communities. Reflections on the Origin and Spread of Nationalism (New York: Verso, 1991). 3 Doris Sommer, Foundational Fictions. The National Romances of Latin America (Berkeley, Los Angeles, Oxford: University of California Press, 1991). 4 Aclaratoriamente, quisiera poner en evidencia que al hablar de locura e histeria no estamos tratando con términos que necesariamente corresponden a una misma taxonomía. Podría pensarse en locu- ras de mujeres no histéricas, así como en histéricas no necesariamente locas, entendiendo la locura como estado patológico que hace actuar al sujeto de una manera “salida de la norma”, y que encon- traría su forma más indiscutible en la psicosis. No obstante esta confusión terminológica, cultural- mente domina la imagen de la mujer loca-histérica, produciéndose una superposición entre locura, histeria y femineidad. Agradezco a Guillermo Bustamante el comentario y la precisión conceptual.
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