Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
176 – malestar y destinos del malestar Artes del descontento altos responsables de la industria, acusados de saboteadores a sueldo pagados por Trotsky y el gobierno alemán. En ese proceso, todos confesaron. Además, aconte- ció también el suicidio, maquillado como paro cardíaco, de Ordzhonikidze, quien había respaldado el arresto de algunos de sus colaboradores. Bujarin, el cual había comenzado una huelga de hambre, rechazó comparecer y envió dos cartas donde refutaba los cargos levantados contra él. Bujarin: No me quiero pegar un tiro en la cabeza, pues la gente diría que me maté para dañar al Partido. Pero si muero, por así decirlo, de una enfermedad, ¿qué es lo que tendría que perder? (risas). Una voz: ¡Chantajista! Voroshílov: ¡Especie de crápula! ¡Cállate! ¡Eres repugnante! ¡Como osas hablar así! Bujarin: Compréndanme –es verdaderamente difícil continuar viviendo.Stalin: ¿Acaso es más fácil para nosotros? Voroshílov: ¿Han escuchado: «No me voy a pegar un tiro en la cabeza, pero voy a morir»? Bujarin: Es más fácil para ustedes criticarme. ¿Qué es lo que tienen que perder, ah? Escuchen, si soy un saboteador, un hijo de puta, ¿por qué perdonarme? No pido nada. No hago más que describir lo que pienso, lo que siento . Si esto tiene consecuencias políticas perjudiciales, sean estas mínimas, no hay nada que discu- tir, haré lo que ustedes me digan que haga (risas). ¿Por qué ríen ustedes? No hay nada divertido […] 32 . He aquí otro ejemplo de forclusión de la subjetividad: el suicidio de un miembro del Partido sólo puede considerado como una agresión contra el Partido. Ahora bien, según Kentridge, si bien hubo un suicidio, no fue aquel de Buja- rin, sino aquel del Partido: la “autodestrucción del partido bolchevique y de los ideales de la Revolución de 1917” 33 . De hecho, se trata de la tesis de The Road to Terror , de donde es posible que el artista haya escogido extractos para sus films. En efecto, un capítulo de esta obra se titula “The Storm of 1937: The Party Commits Suicide”. Como lo señalan sus autores, el “terror ciego” de 1937 habría estado liga- do al “eclipse temporal de la estrategia discursiva del Partido. Es como si, prisione- ros de sus temores y de su disciplina de hierro, los estalinistas hubieren decidido que no podían dirigir por mucho más tiempo por medios retóricos”. La implosión del discurso público habría dejado lugar al terror y, en lo sucesivo, no habrían más rituales ni explicaciones en lenguaje hermético preparado para el público. A 32 Getty y Naumov, The Road to Terror, 370 [las cursivas son nuestras]. 33 Kentridge, I am not me , 19.
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