Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
156 – malestar y destinos del malestar Artes del descontento Cuerpos Lo primariamente significado – es decir, indicado – por la escatología swiftiana, es el cuerpo. Se emplea el verbo “significar” en el sentido de “indicar”. Los desechos orgánicos son los indicios del cuerpo, de la realidad del cuerpo. Y en su realidad, el cuerpo ejerce resistencia a los procesos de significación y constitución de sentido a la vez que los condiciona: Swift parece haber sido excepcionalmente sensible a esa resistencia y a ese condicionamiento. De hecho, se trata de un escritor rotundamente corpóreo. Tanto lo es, que la contundencia de su escritura parece, por momentos, sugerir una relación con las pa- labras como cuerpos. Samuel Johnson discutía la opinión de que en Swift no hubiese metáforas, “pero sus pocas metáforas parecen venir más de la necesidad que de la elección”. Concluía este juicio diciendo que el autor “está familiarizado con palabras comunes y cosas comunes; ni se siente llevado a remontar a las alturas ni a explorar las profundidades; su pasaje está siempre en la superficie, en suelo sólido, sin aspe- rezas, sin obstrucción” 10 . Da la impresión de un escritor que no sólo sospecha de las abstracciones, sino que ve en ellas una malversación de las funciones propias del lenguaje. Se puede argüir que la llaneza de la dicción de Swift, la cual sigue siendo un tópico de la crítica hasta nuestros días, sin perjuicio de que se observe agudamen- te la dificultad del texto swiftiano, parece más bien un escamoteo del cuerpo de la palabra, que no hace a su lector reparar en ella, que es tributario acaso del desiderá- tum , tantas veces reiterado en la época, de una transparencia del discurso capaz de acceder, sin distorsión, a las cosas de las cuales se habla. Sin embargo (y no se apela aquí a los juegos de palabras, a los retruécanos, a las falsas etimologías, a los idiomas inventados ni a ninguna clase de bagatela verbal a la que Swift era tan aficionado), si esa misma llaneza tiene por efecto no birlar las cosas bajo apariencias verbales, ella requiere hacer sentir en la palabra la consistencia de la cosa: aquí, las palabras no se eliden para que las cosas resplandezcan; por el contrario, ellas son buenas vecinas que nos indican tanto su domicilio como sus vínculos, además de esmerarse por no inmiscuirse en ninguno de ellos. Una manera de ponderar la gravitación del cuerpo y de los cuerpos en la obra de Swift puede ser atender a dos poemas en particular, los cuales suelen ser citados como paradigmas del registro indecente y ofensivo de su obra. Me refiero al antes mencionado “Una hermosa y joven ninfa va a la cama” y a “El tocador de la dama” 11 . Estos dos poemas se consideran ejemplares a la hora de ilustrar la “extraña Dis- 10 Samuel Johnson, Lives of the Most Eminent English Poets; with Critical Observations on their Works , vol. 3 (1782; London: Jonh Murray, 1854), 191. [La traducción es nuestra] 11 Jonathan Swift, “The Lady’s dressing room,” en The Works of the Rev. Jonathan Swift, D. D., Dean of St. Patrick’s, Dublin , vol. 8 (1730; London: J. Johnson and others, 1801), 87-92.
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