Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]

Escatología, cuerpo y lengua / Pablo Oyarzun R. – 151 Escatología, cuerpo y lengua 1 Pablo Oyarzun R. Escatología André Breton honró a Swift situándolo a la cabeza de su Antología del humor negro . La celebración del deán como maestro y acaso inventor del humor negro 2 tenía cier- ta consonancia con el credo surrealista, donde se abogaba por una gratuidad exenta de constreñimiento moral. Es curioso que alguna de las demasías excrementicias de Swift no integre la selección, pudiendo más de una haber sido incorporada. Con- sideramos esto sólo a manera de síntoma. ¿Por qué tendría que figurar una de ellas allí? ¿Satisfaría adecuadamente la meridiana definición que concibe el humor negro como la síntesis dialéctica de humor objetivo 3 (la noción es de Hegel) y azar objeti- vo 4 (que es una reinterpretación surrealista del inconsciente freudiano)? Lo dudo. El programa, de habérselas con la extrañeza del mundo haciéndose cómplice de ella, es muy distinto del temple swiftiano, el cual es más bien adversario de cualquier apuesta en pro del imperio del azar: el ser humano es suficientemente fortuito y excéntrico y aciago como para incentivarlo aún más a precipitarse en su propio abis- mo; un poco de orden – lo que supone inversiones ingentes de disciplina – es lo que se necesita. Para Swift, el programa surrealista no podría ser sino una obstinación “moderna”, por lo demás superflua. En todo caso, el síntoma referido tiene que ver con la poca claridad que tenemos al aproximarnos a la cuestión de la escatología. Así como podemos dejarnos condu- cir más o menos confiadamente por la pauta que estableció Breton a propósito de l’humour noir , ¿contamos con una guía suficiente para pensar lo que se juega en la escatología, en términos literarios, intelectuales, culturales? Su importancia como factor cultural parece evidente: es un memento, un recordatorio permanente de ma- terialidad, de corporeidad, de vitalidad que se prueba en su gasto y su derroche, y que, al demostrar la deuda que contrae toda elevación “espiritual” con lo elemental y lo craso para siquiera ser sólo posible, enseña el lado excremental que inevitablemen- te trae consigo todo lo que llamamos “obra”. Bajtín 5 afirmó hasta qué punto lo po- 1 Extracto de un texto mayor elaborado en el marco del proyecto FONDECYT N° 1100119, “El nombre del hombre. Misantropología y sátira en Jonathan Swift” (2010-2013). 2 André Breton, Anthologie de l’humour noir (1966; París: Jean-Jacques Pauvert, 2011), 19. 3 Georg Wihelm Friedrich Hegel, Lecciones de estética (1826 [1823]; Barcelona: Península, 1991), 168. 4 André Breton, “Les vases communicants,” en Œuvres Complètes, vol. 2 (1931; Paris: Gallimard, Biblio- thèque de la Pleiade, 1992), 168; L’amour fou , (1937; Paris: Gallimard, 1964), 31. 5 Mijaíl Bajtín, La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento (1941; Madrid: Alianza Editorial, 2003).

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