Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]

138 – malestar y destinos del malestar Artes del descontento Se trató, luego, de recorrer ese territorio, esa calle Raimundo Charlín, acechando el ser de lo que sea que se cierra sobre sí mismo y atizado por la necesidad de registrar, de fotografiar aquel recorrido para entender, o intentar reconstruir, la primera expe- riencia del encuentro. Observar insistentemente, tocar, registrar y relatar ese encuentro con el muro es –para usar las palabras de Prete – “[c]ontar la lejanía, es conferir presencia a lo que a la presencia escapa. Pensar la lejanía es proporcionar una configuración y un ritmo a lo invisible, una lengua a lo inalcanzable. Esta aventura es la pulsión de todas las artes. La lejanía es lo lejano observado en su movimiento hacia la representación, en su devenir figura. Lo lejano observado en el tiempo y espacio en que se instala” 11 . La imaginación de un susurro, lo inquietante por imposible de imaginar, los con- trarios, la pura posibilidad. En la noche, los números de las casas son una cifra hermé- tica de la vida que esconden: “[y] duerme el abrigo habitual de todo, de todo lo que al parecer construye, significa y existe. Recrudece la intemperie, todo lo que ayudaba a construir y significar pareciera que cuelga suspendido en la desolación del insomnio sin testigos, sin otra condición que su insondable visualidad” 12 . Los sonidos siempre serán lejanos. La ciudad que se escucha a distancia, desde la calle será resonancia de lo callado allá afuera; ciudad que, finalmente, será sólo calles pues, en la noche, nunca se camina en la ciudad, ni en el espacio público. Como lo dice Octavio Paz: Mis pasos en esta calle Resuenan En otra calle Donde Oigo mis pasos Pasar en esta calle Donde sólo lo real es la niebla [...] 13 Será, creo, imposible cruzar o calzar, engranar o hacer coincidir la experiencia de quien mira desde afuera y de quien logró cruzar el umbral (no necesariamenteme refiero aquí a Paz Errázuriz) para adentrarse razonadamente, mientras que, luego, empíricamente disecciona, y ordena, y nombra aquello que se le ocultaba y que siempre se mantendrá oculto. Llegado el momento de referirnos y de intentar dar cuenta de lo que emergió en la experiencia de un instante, en la destemplanza de eso que sabemos, quizás sólo recordamos aquello que supimos y palpamos en la unidad irreductible del acontecer 11 Antonio Prete, Tratado de la lejanía (2008; Valencia: Pre-textos, 2010), 13. 12 Francisco Sanfuentes, Calle y acontecimiento (Santiago: Editorial Universitaria, 2015), 55. 13 Octavio Paz, “Aquí,” en Obras Completas , vol. 11 (1962; México: Fondo de Cultura Económica, 1997), 269.

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