Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]
El velo de lo irrepresentable / Francisco Sanfuentes – 135 espontánea, la cual quiere romper la cuadrícula, una esquina o rincón que sin más se constituye en todo el universo posible para detenerse y mirar hacia abajo, hacia adelan- te, hacia fisuras e intersticios, hacia arriba, para cruzarse y, de pronto, entenderse. Hay plazas que son terrenos semi-baldíos llamados plazas sólo porque alguien la nombró y de la cual nadie sabe que ha sido nombrada, pero que de pronto se transforma en lugar de comunión y de embriaguez en donde, por unos instantes, habitamos el centro de todo. En la ciudad, nuevamente, la calle se extraña y se desconoce, mientras que, como señala Rojas, “‘perderse en la ciudad’ es perderse en sus calles” 6 . A menudo, el espacio público o la ciudad es un espacio de fragilidad. También puede volverse la fisura donde se manifiesta la intemperie, la destemplanza del tiempo (respecto del sentido, de toda certeza, incluso aquí en esta escena: de la institución artística) donde sólo queda el sentimiento de la insignificancia de ser una pequeña historia que la ciudad no acoge y que simplemente desaparecerá. La intemperie es una experiencia imposible de digerir desde una mirada totalizadora y compiladora de las certezas que constituyen la condición cada vez más bibliográfica de espacio público. Pero ahí donde la ilusión de lo público se resta, se suspende o se disuelve, la calle sucede densamente como aquel íntimo territorio que se abre al acontecimiento subjetivo de habitar unos instantes el centro de la propia experiencia. Atendamos, entonces, a la ciudad material, a sus calles, o sea a su topografía, a la carne del palimpsesto, a la densidad de huellas, de indicios siempre manifestándose como presencia de la ausencia , a lo que se muestra y se oculta bajo la figura de “lo fan- tasmagórico”. ¿Qué sería, allí, aquella primera vez de la apertura de la mirada en un recorrido por la calle (vagancia o deriva para otros)? En su Poética del espacio , Gastón Bachelard escribe: “la consideración del surgir de la imagen en una conciencia indivi- dual puede ayudarnos a restituir la subjetividad de las imágenes y a medir la amplitud, la fuerza, el sentido de la transubjetividad de la imagen”, pues “[e]n la resonancia, la imagen poética tendrá una sonoridad de ser. Para determinar el ser de una imagen tendremos que experimentar su resonancia” 7 . ¿Se puede salir a la calle a buscar, a indagar el malestar sin recurrir a lo que ya sabemos o suponemos y que, muchas veces, es un complejo marco de referencias bi- bliográficas por las cuales se fuerza cualquier posibilidad de relación, atentando contra la “novedad esencial de la imagen” 8 ? Un muro Todas estas consideraciones quedaron en suspenso hace algunos meses, coincidiendo 6 Rojas, “Desde la calle”, 160. 7 Gastón Bachelard, La poética del espacio (1957; Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2000), 8-9. 8 Ibíd., 13.
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