Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]

118 – malestar y destinos del malestar Artes del descontento escisión en el yo, puesto que si bien el sujeto habría hecho la experiencia de la dife- rencia sexual, al mismo tiempo viviría como si no supiera nada de aquella ni de sus consecuencias. Ahora bien, hay que señalar que Freud explica la elección del objeto fetichista por medio de la desmentida, en donde el fetiche operaría como el objeto mediante el cual recubrir la falta de falo en la madre para hacerlo coincidir con el último signo capaz de sostener la suposición de la no-falta. No obstante, observa un fenómeno similar en el campo de la neurosis: un adolescente se comportaba frente a la muerte de su padre como si no hubiera sucedido, pese a paradojalmente recono- cerla y aceptarla. De hecho, en este texto, la especificidad teórica de la verleungung es tan sólo inicial 7 ; y, si bien ilumina varios aspectos de la perversión, no es unicamente tributaria de ella, dado que en términos más generales da cuenta, bajo ciertas condi- ciones, de la compleja relación existente entre el “yo” y “el mundo exterior”, atrave- sada por los imperativos pulsionales. Así, en Esquema del psicoanálisis , se puede leer cómo el clivaje se presenta como una vía alternativa a la represión en los destinos de la tramitación pulsional: No se crea que el fetichismo constituiría una excepción con respecto a la escisión del yo; no es más que un objeto particularmente favorable para el estudio de esta [….]. Los hechos de la escisión del yo que hemos descrito no son tan nuevos ni tan extra- ños […]. Que con respecto a una determinada conducta subsistan en la vida anímica de la persona dos posturas diversas, contrapuestas una a la otra e independientes entre sí, he ahí un rasgo universal de las neurosis; sólo que en este caso una pertenece al yo, y la contrapuesta, como reprimida, al ello [….]. Ahora bien, lo importante que ambas tienen en común reside en lo siguiente: no interesa qué emprenda el yo en su afán defensivo, sea que quiera desmentir un fragmento del mundo exterior real y efectivo o rechazar una exigencia pulsional del mundo interior, el resultado nunca es perfecto, sin residuo, sino que siempre se siguen de allí dos posturas opuestas, de las cuales también la subyacente, la más débil, conduce a ulterioridades psíquicas. Para concluir, sólo se requiere señalar cuán poco de todos estos procesos nos deviene consabido por percepción consciente 8 En este contexto, destacan aquellas situaciones de avasallamiento radical del sujeto que, anulando la distancia entre lo pulsional y lo real, tienen por efecto el recuso a la escisión como forma de tramitación. Uno de los campos que parece haber amplia- mente documentado este fenómeno tiene relación con la política y las situaciones extremas. En ellas, el Otro transgrede el pacto simbólico, el cual representa la con- dición de los procesos mismos de subjetivación. De este modo, habrían experiencias 7 Cf. Octave Mannoni, La otra escena. Claves de lo imaginario (1969; Buenos Aires: Amorrortu, 2006). 8 Sigmund Freud, “Esquema del psicoanálisis,” en Obras Completas de Sigmund Freud , vol. 23 (1940[1939]; Buenos Aires: Amorrortu, 2007), 206.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=