Malestar y destinos del malestar. Artes del descontento [volumen II]

106 – malestar y destinos del malestar Artes del descontento Quisiéramos en este punto detenernos, porque siendo presidente Ricardo Lagos y ministra de Salud la hoy presidenta de los colores (o “nueva mayoría”), en un hecho traumático, el fuego volvió a La Moneda. Cerca del mediodía del 30 de noviembre del año 2001, Eduardo Miño, ex trabajador de industrias Pizarreño enfermo con asbestosis, militante del Partido Comunista, entregó una carta a algunos transeún- tes en la Plaza de la Constitución – ingreso principal al Palacio de La Moneda – y, entonces, se enterró un cuchillo de 10 cm. en el abdomen y encendió con fuego su cuerpo previamente rociado con combustible para quemarse delante de un gran gru- po de personas – entre ellos muchos niños que asistían a un acto de celebración del Día Mundial del Sida – , mientras su cuerpo se cerraba sobre sí mismo asumiendo la posición fetal, buscando quizás el pliegue original que reclamaba por la vida. Doce horas más tarde, a los 56 años, Eduardo Miño murió en la Posta Central. El fuego regresó nuevamente al mismo lugar, anunciando – tristemente para nosotros – el triunfo de un modelo descarnado que, después del golpe criminal y alevoso, induce lentamente, en la ceguera y la sordera de su abuso, a la soledad y el dolor de un hombre que nos dió su último grito con una lucidez desbordante: Mi nombre es Eduardo Miño Pérez, carné de identidad 6.449.449-k de Santiago. Militante del Partido Comunista. Soy miembro de la Asociación Chilena de Víc- timas del Asbesto. Esta agrupación reúne a más de quinientas personas que están enfermas y muriéndose de asbestosis, participan las viudas de los obreros de la in- dustria Pizarreño, las esposas y los hijos que también están enfermos, solamente por vivir en la población aledaña a la industria. Ya han muerto más de 300 personas de mesotelioma pleural, que es el cáncer produ- cido por aspirar asbesto. Hago esta suprema protesta denunciando: 1. A la industria Pizarreño y su holding internacional, por no haber protegido a sus trabajadores y sus familias del veneno del asbesto. 2. A la Mutual de Seguridad por maltratar a los trabajadores enfermos y engañarlos en contra de su salud. 3. A los médicos de la Mutual por ponerse de parte de la empresa Pizarreño y men- tirle a los trabajadores no declarándoles su enfermedad. 4. A los organismos de Gobierno por no ejercer su responsabilidad fiscalizadora y no ayudar a las víctimas. Esta forma de protesta, última y terrible, la hago en plena condición física y mental como una forma de dejar en la conciencia de los culpables el peso de sus culpas criminales. Esta inmolación digna y consecuente la hago extensiva también contra: los grandes empresarios que son culpables del drama de la cesantía, que se traduce en impotencia, hambre y desesperación para

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