Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

Memorias encontradas / Ximena Valdés – 87 de esa época los hizo temblar la ley, porque por algo las cosas eran distintas, los tratos eran distintos; hoy día los empresarios tienen “chipe libre”, que hacen lo que quieren con los trabajadores: si quieren les cumplen, si quieren les hacen contratos, si quieren cumplen el salario. Hace poco me llamó una compañera de ahí de Choapinos, y me dice ‘Pucha, compañera, ¿sabe qué?, están despidiendo aquí a unos haitianos, les ofrecieron un salario, no les pagan el salario y los están despidiendo’. Esa es la modalidad que tienen los empresarios en el campo, para esos empresarios necesitamos una Ley de Sindicalización Campesina”. Seguidamente, Martín Vásquez, de la Conaproch, señaló en su intervención: Sillas vacías “Yo prometí hace un tiempo que cada vez que nos refiramos a la historia, a un recuerdo importante, por ejemplo aquí mismo, debiese haber algunas sillas va- cías. Hay muchos dirigentes que podrían estar sentados en esta mesa y no lo están; entonces, ese es un recuerdo que lo vamos a tener siempre: ves la silla vacía y sabemos que ahí tenía que estar un exdirigente. Son cosas importantes, junto con la historia, y por lo tanto, yo me he prometido que cada vez que hablemos estas cosas, yo por lo menos, y todos los que quieran, tenemos que recordar a esos hombres y mujeres que murieron luchando por tener una sociedad mejor. Se consiguió en parte algo, pero hoy día todo desapareció, las cosas están peores, entonces el asunto es que tenemos que recordar a esos hombres y mujeres (…). Yo creo que siempre tenemos que prometer algo a esos compañeros que recor- damos, una cosa puede ser tener unas sillas vacías, vamos a recordarlos siempre. Por otro lado, yo creo que debemos prometer algo: no perdonar a sus asesinos, y hoy día quiero decir que tenemos que tratar, todos, de hacer un esfuerzo de tras- pasar esto a las generaciones nuevas y, especialmente, a los hijos, nietos de aquel hombre que desapareció, es una cosa importante. Yo creo que jamás debemos decir ‘un minuto de silencio por nuestros compañeros’. No, eso sería ofensa, ni siquiera un segundo de silencio porque el silencio es olvido, el silencio incluso puede ser hasta cómplice, por lo tanto, tiene que ser un recuerdo que realmente nos invite a luchar y a hacer lo que ellos hicieron en algún momento determi- nado, y si es necesario, perder la vida por aquello, hay que hacerlo. El asunto de la sindicalización campesina, como decía la compañera, todos los méritos que ella dijo y muchos más, porque uno a veces no recuerda todo; recuerda lo más importante tal vez, y con ello se logró que se llegara a la Reforma Agraria. Los méritos que tuvo, no vamos a decir que fueron tremendamente muchos, no, fueron pocos pero importantes. Por ejemplo, quiero recordar alguno: una

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