Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

86 – Casta y Sumisión trato con los otros, eso creo que fue un crecimiento de los hombres y mujeres del campo muy importante. Conocí ahora, en la modernidad, la negociación colectiva. En ese tiempo era el pliego de peticiones, y el pliego de peticiones abarcaba tantas cosas y que se iban ganando (…), ver que ya no había esa famosa pulpería que nos vendían y al final había que endeudarse todas las semanas; la relación con el patrón no era uno por uno, sino que era una relación ya con los dirigentes sindicales (…). Los partidos políticos jugaron un papel muy grande en la sindicalización campesina; hoy día uno lo que echa de menos. A través del sindicato y el partido empezaron a llegar la educación al campo, la capacitación, la educación popular, con alfabetización para los campesinos que no sabíamos leer ni escribir. En todo eso el sindicato tenía un rol que jugar, y eso fue funda- mental como para el despertar de la gente, despertar del trabajador. Seguido en esta historia que yo recuerdo con orgullo viene el proceso de la reforma agraria que va de la mano, y eso, para la dignificación de campesinos y campesinas, fue el broche de oro que fue a mejorar notablemente las condiciones de trabajo. Las cosas que yo recuerdo con más nitidez es de cuando los viejos iban soltan- do los bueyes, dejando las palas, dejando los arados. porque cumplimos nuestro horario. Hoy día ya no tenemos que esperar que el sol se entre para dejar de trabajar. Eso marcó la vida de los campesinos, y a mí también porque de verdad uno trae esa historia muy arraigada y por eso uno defiende a los trabajadores y trabajadoras. Una de las cosas que pienso es cómo recuperar esa Ley que es la Ley más importante que ha tenido Chile: la Ley de Sindicalización Campesina. Tenemos tantos derechos que se acabaron con la dictadura, cómo no hacer una campaña importante [para] que pudiéramos recuperar esa Ley, que nos permiti- ría realizar un sindicalismo que de verdad en el campo hoy día es tan necesario. Hoy día, la Ley en el campo no es nada, no da nada, hacen lo que quieren los empresarios; todos los empresarios hacen lo que quieren con las trabajadoras; el trabajo es moderno, no es como aquellos días, que era esclavo, pero cuando aparece esta Ley cambian las cosas (…) se instaló en este país una modalidad de trabajo distinta a aquella que nosotros conocíamos. Es tan importante recuperar esa Ley para nosotras, las mujeres de la exportación de frutas llamadas tempo- reras, que necesitamos tener un espacio o tener una ley que reconozca nuestros derechos, que igualemos condiciones de trabajo, que igualemos salarios, tiempo de trabajo o condiciones de previsión, de riesgos de salud. ¡Un pliego de peti- ciones tan grande tenemos como mujeres trabajadoras asalariadas! (…). Lo que se está discutiendo hoy día –el Estatuto del Temporero– sigue engañando, son diez años compañeras y compañeros, diez años que se han burlado de nosotros, de los asalariados agrícolas de temporada (…). A los empresarios o latifundistas

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