Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

Memorias encontradas / Ximena Valdés – 81 te en testimonios recogidos por Rosaria Stabili en el El sentimiento aristocrático y en una recopilación de testimonios realizado por Angela Cousiño Vicuña y María Angélica Ovalle Gana (de Historia de la Pontificia Uiversidad Católica, Reforma Agraria Chilena. Testimonios de sus protagonistas, 2013), nos enfrentamos a repre- sentaciones proustianas que rememoran el paraíso hacendal, hoy perdido a causa de su aniquilación con la Reforma Agraria. Los testimonios de los propietarios de tierras y su parentela y cercanos muestran un escenario sin conflictos, justo, ecuáni- me, amable, marcado por el presencialismo, como sostuvo Pedro Morandé 13 . Así, los testimonios citados por Correa dejan ver la subjetividad patronal acerca de este tiempo perdido: “De los veranos en San Felipe llevo grabados hasta hoy distintos aromas que ja- más olvidaré: a leche con duraznos, a mermelada de mora, pasto recién cortado en el jardín de enfrente, fardos recién hechos, el pan amasado saliendo del horno en las casas de los inquilinos, el sudor de los caballos pegados en los jeans, la jalea de tomates, compotas y mermeladas calientes antes de envasar” 14 . “Con el pasar de los años, se fue estableciendo una rutina. Apenas terminaban los colegios a comienzos de diciembre, partíamos al fundo sin demoras, y nos quedábamos hasta marzo” (…) “Lo primero que hacíamos al llegar cada verano era correr a la casa de Ramón para que nos confeccionara ‘ojotas’ a medida, y para pedirle al Beno, su hijo, que nos fabricara hondas. Después salíamos con él a cazar pajaritos (…) Salir con el Beno era siempre una aventura porque su padre invariablemente lo llamaba para que lo ayudara en el trabajo y nosotros nos es- condíamos para continuar jugando con él” (…) “Ramón tiene cerca de noventa años y cuenta que aún guarda una corbata de seda que mi padre le trajo de Italia y que a menudo sueña con él” 15 . Prosiguiendo con estos testimonios de herederos de hacendados, Correa conti- nua evocando la memoria que las mujeres conservan sobre su propia niñez, sin distinciones de la niñez de los hijos de inquilinos: ”Aunque nosotros éramos los patrones y ellos los inquilinos, jugábamos y hacía- mos todo juntos (…) Éramos un verdadero ejército de niños. (…) Eran espacios de libertad absoluta para todos”. (…) “Participábamos juntos en la vendimia, en la trilla, en los trabajos del establo y ahí nos enseñaban a ordenar las vacas. 13 Pedro Morandé, Cultura y modernización en América Latina. 14 Correa, Anales: p. 206, citando a Lyon Valverde, 2005: 132. 15 Correa p.207 citando a Francisca Lyon en Pereira Lyon, 129.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=