Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria
Memorias encontradas / Ximena Valdés – 79 Pablo de Rokha (1894-1968), Premio Nacional de Literatura 1965, entrega estas imágenes: “Porque como los ricos ociosos gravitan sobre el pueblo trabajador, el pueblo es un esclavo manejado a latigazos por esos antiguos y oscuros patriarcas del latifundismo” ( El amigo de Piedra , p. 17). “… el patrón, el señor Eyzaguirre, tiene el carácter tan justo que cuando mi pa- dre (que era el administrador de la hacienda) le dice: ‘¿qué haremos con las ciruelas que se caen de maduras y se pierden?, ¿se las doy a los trabajadores?’, él responde: ‘No, Don Ignacio, déselas a los chanchos’” (ídem, p. 124). Eduardo Barrios (Premio Nacional de Literatura 1946), administrador del fundo La Marquesa, cerca de Melipilla, entre 1943 y 1947, escribía en Gran Señor y Rajadiablos (1948): “ Don Pedro padreaba… los amores bastardos han marcado también las cadenas y el tono del señorío” (p. 128). Uso y abuso de los cuerpos de las mujeres del inquilinaje figuran entre los imaginarios sociales de los hacendados 7 . 2. Memorias encontradas Las viejas elites terratenientes y los nuevos empresarios ¿Cuál es la línea de demarcación entre unos y otros, entre los antiguos latifun- distas y los nuevos empresarios exportadores de hoy? Un comentario de Car- los Cousiño, aparecido en El Mercurio 8 , a raíz de la publicación de la novela de Arturo Fontaine, Todos éramos inmortales , da algunas pistas sobre estas auto- representaciones de la elite terrateniente y sus distinciones internas, marcando las diferencias entre padres e hijos. Nos dice el comentarista –sociólogo de la Pontifica uc–: “La novela de Arturo Fontaine tiene un gran valor. Al escapar (…) de presentar la caída de un orden hacendal como consecuencia de la corrupción personal de la oligarquía, permite comprender la restauración del orden por parte de los hijos de esta elite que cayó en los años sesenta. Y es que el orden hacendal estuvo fundado en verdades permanentes: en el valor de la familia, de la religión y de la sociabilidad”. Agrega Cousiño: “La novela de Fontaine, al no caer en la tentación antioligárquica, permite com- prender lo que pasó efectivamente en nuestro país. Y es que la modernización 7 Op. Cit. 8 Carlos Cousiño, “Las virtudes de Emilio”, El Mercurio, E13, 3 octubre 1999.
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