Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria
78 – Casta y Sumisión tálgica y a la visión de los gremios patronales, que gozaron de la restauración de un orden propicio al florecimiento de los “Emilios”, los empresarios modernos –como veremos más adelante–, y de los nuevos capitales que llegaron al campo con sello trasnacional y urbano. Este sello, contrario a la memoria nostálgica y acusadora de sectores que vie- nen de la gran propiedad de la tierra y hoy confluyen en un dinámico capitalismo agrario, se puede encontrar en otras fuentes menos marcadas por la subjetividad de propietarios expropiados o de recuerdos de infancia de aquellos y de su paren- tela. Leer a Tancredo Pinochet Le Brun, Inquilinos de la Hacienda de su Exce- lencia (1909), Sinceridad , de Alejandro Venegas, publicada a raíz del Centenario de la República y, en general, en las obras de crítica a la cuestión social del siglo xx, aportan con denuncias y descripciones de la miseria e injusticia reinante en el mundo de las haciendas, que contradicen los sentimientos de los propietarios expropiados a la hora de las conmemoraciones. Hubo, a lo largo del siglo xx, un permanente proceso de desacralización de la oligarquía terrateniente, que se manifestó en el campo cultural, independien- temente de que la Reforma Agraria no se hizo solo “forzada por requerimientos foráneos” –según el inserto en El Mercurio de la Sociedad Nacional de Agricultu- ra5–, sino por estar en las preocupaciones y acciones legislativas desde el Frente Popular en adelante (Bengoa, 2016; Avendaño, 2017). Se trata de la desacralización de la oligarquía terrateniente cuando la “cues- tión social” se abrió a mostrar las condiciones de vida en las haciendas. Los ante- cedentes de la Reforma no se encuentran solo en el campo legislativo, ni menos aún es exclusivamente un asunto de injerencia extranjera, como la Alianza para el Progreso. Por el contrario, se incubó en partidos políticos, pero sobre todo constituyó un nutrido imaginario en las representaciones sociales que circulaban en la sociedad chilena sobre la hacienda, durante todo el siglo xx, haciéndose visible en un campo cultural, dotado de crítica social al sistema hacendal y al inquilinaje, que plasmó en el cuento, la crónica, el ensayo y la novela. Pionera en este orden es Casa Grande de Orrego Luco (1906), que muestra los rasgos duales de los hacendados: “Don Leonidas Sandoval mantenía con sus inquilinos relaciones de patronato que, si bien recuerdan las del señor de horca y cu- chillo, tienen al mismo tiempo su aspecto patriarcal”. Esa “Casa” de Orrego Luco, escrita a inicios de siglo, será seguida por otras, como Casa de Campo, de José Donoso y La casa de los Espíritus , de Isabel Allende, ambas evocando esa vida aparte, regida por el dominio y la servidumbre 6 . 5 Inserto SNA en El Mercurio, D10, 30 julio 2017. 6 Véase Ximena Valdés et al ., La hacienda chilena en el siglo XX .
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