Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria
Memorias encontradas / Ximena Valdés – 77 Propósitos Nos proponemos dar cuenta de parte de los imaginarios y representaciones ela- boradas durante el siglo xx, que precedieron a la reforma agraria, para responder a la pregunta “¿Cómo se pensaba a los hacendados, patrones, inquilinos y traba- jadores del campo?”. Muchos autores y autoras, chilenos y extranjeros, estudia- ron la hacienda y el sistema de inquilinaje desde el siglo xix a los años sesenta; estos estudios sirvieron de antecedente a la construcción del proceso legislativo que llevó a las leyes de 1967. Sin embargo, y pese a una afirmación generalizada de que fue la Alianza para el Progreso la que precipitó en los años sesenta el proceso de redistribución de tierras a partir de su concentración en el latifundio, algunos partidos políticos discutieron la necesidad de modificar la tenencia de la tierra con varias décadas de antelación (Avendaño, 2017; Bengoa, 2016). Un campo menos explorado es el de la producción cultural, en este caso aco- tada a la literatura y el ensayo. A modo de introducción, rescataremos a algunos autores para responder a la pregunta enunciada más arriba. Enseguida nos pro- ponemos analizar algunas manifestaciones orales y escritas de estas memorias que, por ser “de clase”, son memorias que expresan con gran nitidez los “lugares de producción” de los cuales nos habla Michel de Certeau. Para hacerlo, sin em- bargo, haremos algunos desvíos. 1. Una pausada desacralización del orden hacendal a lo largo del siglo XX La producción cultural de buena parte del siglo xx podría ser vista como un lento proceso de desacralización del latifundio, de los hacendados y el sistema de inquilinaje. Estas representaciones inscritas en la producción cultural, claro está, anteceden a la reforma y finalmente también la justifican. Por otra parte, esta producción cultural probablemente contribuyó a generar una sociedad y un sistema político preparados para hacer una reforma agraria en la década de los sesenta, no solo llevada adelante por la influencia de la Alianza para el Progreso –sin negar su peso en la coyuntura de esa década en América Latina– como lo señalan varios autores y en especial la sna (en la citada Declaración de más ade- lante), sino por un imaginario social que cuestionaba la servidumbre inquilinal y la improductividad de buena parte de los latifundistas. Testimonios, miradas y análisis sobre este periodo que precedió a la reforma agraria se pueden encontrar justamente con el sello contrario a la memoria nos-
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