Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

70 – Casta y Sumisión linos, no tienen explicación de porqué perdieron los campos, porqué les fue tan mal. Hay antiguos patrones o sus familiares que tienen bombas de bencina, que se asustaron de la ruralidad y se fueron a hacer suerte a las ciudades intermedias. No es por casualidad que Temuco es una de las ciudades de mayor crecimiento en todo este período. Por eso la Sociedad Nacional de Agricultura, la sna, dice en su declaración de página completa en El Mercurio, que las Haciendas estaban bien trabajadas y que los inquilinos vivían en un estado de felicidad angelical. Nadie explica racio- nalmente la pérdida del Paraíso. 12 La cuestión de “las vías” vuelve a aparecer en nuestra Historia. Las vías en que se ha construido el capitalismo en las sociedades modernas han estado siempre llenas de guerras, revoluciones o revueltas, y las pasiones se han desatado. Hay algunos “intelectuales del latifundio perdido” que insisten que en Chile se estaba dando la “Vía alemana” o dicho por los clásicos, “ la Via Junker ”. Esta consistió, como se sabe, en que los propios propietarios feudales se fueron transforman- do en militares –prusianos– modernos, en empresarios agrícolas y finalmente unieron al Estado con la industria militar moderna y la agricultura. Fue una re- volución interior en que los sistemas de trabajo feudatarios y rentistas dieron paso a obreros agrícolas, asalariados y sobre todo soldados. Nada de eso ocurrió en Chile y es una construcción fantasiosa el decir que la modernización de las Haciendas se venía haciendo sola y que no se habría requerido Reforma Agraria para acelerar el proceso de modernización y llegar al capitalismo agrario que te- nemos hoy día. Todos los datos muestran lo contrario. Salvo unas cuantas viñas, algunos predios muy modernizados, y un puñado de parcelas de mediana dimen- sión, el resto vivía en la vieja tradición de la agricultura extensiva, la ganadería de “ veranadas e invernadas” , y el cultivo ideal “ de todo un poco ”. Por eso que la vía chilena al capitalismo agrario se parece más a la vía francesa que a la germana. Allí los terratenientes fueron expropiados de hecho y muchos de ellos pasados por el filo de la guillotina. Nobles con feudos enormes, clérigos enfeudalizados, monjes de grandes campos conventuales, sufrieron las iras del terror. Los campesinos se hicieron de las tierras feudatarias y en muchos casos las mantienen hasta hoy. En Chile no fue así. El Estado y los campesinos alzados acabaron con el la- tifundio, y no hubo ni un Robespierre ni una guillotina en la Plaza Bulnes. La

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