Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria
66 – Casta y Sumisión 8 La cuarta cuestión es la temporalidad de la protesta campesina en Chile. El pe- ríodo masivo de toda la historia va desde el año 1967/68 a 1972/73, en que ya antes del Golpe de Estado muchos campesinos se habían unido a la Asociación Nacional de Asentamientos abandonando las organizaciones sindicales. Hubo un corto y efímero período entre 1939 y 1941 en el cual aumentó la presión del campo para formar sindicatos. Hay que tener atención ya que la mayor parte de las haciendas y fundos donde ocurrieron estos fenómenos eran del Estado, de la Beneficencia Pública o del Servicio Nacional de Salud, o de entidades anónimas. La no presencialidad patronal, la no intermediación de las familias del poder, eran motivo suficiente para posibilitar un mayor grado de organización. Al mis- mo tiempo en ese período en estas haciendas se demandaba su expropiación para ser parte de los proyectos de la Caja de Colonización, antecedente tibio, pero de impacto, de las reformas agrarias. Fueron cinco años en toda la Historia de Chile, de organización masiva del campesinado y ello debe ser explicado. Por una parte está la acción del Estado y eso es evidente. Por otra parte, no tan evidente, el rezago en que se encontraba el campesinado respecto a la creciente modernidad urbana que condujo –es una hipótesis– a la existencia de una gran “revuelta campesina”, una suerte de explo- sión social en la que el protagonista fue el campesinado mismo. Esta explosión social no estaba plenamente planificada y tomó muchas veces por sorpresa a los propios gobernantes. 9 En este sentido, en quinto lugar, se debería analizar la ley de sindicalización cam- pesina. Esta posición no es políticamente correcta y no es compartida por lo ge- neral por los dirigentes sindicales. Pero para nosotros no nos cabe duda que fue una operación política muy cuestionable en que por primera vez en la Historia sindical chilena se patentó el paralelismo sindical. William Thayer, Ministro del Trabajo de Eduardo Frei y autor de esa ley, había sido el campeón del paralelismo sindical junto al Padre Alberto Hurtado de sagrada memoria, y la asich, Asociación Sindical Chilena. Su postura fue exitosa mientras los comunistas estuvieron prohibidos, relegados en Pisagua y otras localidades. Cuando las cosas comienzan a cambiar será un disidente y dis- cípulo también del Padre Hurtado Cruchaga, el recordado Clotario Blest quien
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