Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria
60 – Casta y Sumisión que es totalmente comprensible. Es un testimonio. Hay otros también duros y difíciles. Pero esa no es la Historia, es parte de ella por cierto. Por el otro lado, qué duda cabe que hay miles y miles de personas, de fami- lias, que sufrieron lo indecible, que murieron, desaparecieron y su recuerdo es la- cerante. Incluso me atrevo a decir que moralmente un caso y el otro es incompa- rable. Aquí no funcionó la guillotina en la Plaza de las Naciones anteriormente llamada Plaza del Rey. Las viudas y familias de Paine y Buin no son comparables en su recuerdo brutal con la pérdida de los animales que acá comentamos. Pero eso tampoco es un asunto de la Historia, es de la ética y la moral. 3 Lo que no cabe demasiada duda es que el proceso de Reforma Agraria fue y ha sido el de mayor fragmentación que ha habido en la sociedad chilena moderna y no podríamos pedir que existan siquiera opiniones consensuadas e incluso mesu- radas sobre esta materia al conmemorarse los 50 años de dictación de estas leyes. Cualquier opinión refleja intereses, pasiones, emociones de todo tipo que están vivas aún y que posiblemente no morirán siquiera con la desaparición física, por edad naturalmente, de sus actores. La consecuencia de ello, es una memoria colectiva que se retrae y congela. Sobre este asunto casi no hay traspaso inter generacional. “ Batalla por la memo- ria ” señaló de manera audaz el Diario El Mercurio del último domingo de Julio (2017) recién pasado, aunque en esa batalla permitió que se desplegara un solo batallón o bando. Encastillados en cada uno sus posiciones se ha producido un fenómeno psicológico y cultural en que estos hechos aterran y por ende no son fácilmente trasmisibles o conocidos simplemente por las nuevas generaciones, aunque se los incorpore a los planes de estudio escolares. Las transformaciones que causó la Reforma Agraria son tan profundas que nadie se imagina con faci- lidad lo que anteriormente ocurría. Ni el poder que implicaba el latifundio, ni la miseria de la servidumbre de los inquilinos. Es como ha ocurrido en otras con- troversias, menores sin duda, que las nuevas generaciones no involucradas miran el asunto sin demasiadas pasiones. Para mi generación por ejemplo, la controver- sia entre balmacedistas y congresistas que llevó a la Guerra Civil del año 1891, no tenía pasión alguna. Era algo que ni mis padres habían vivido, y que en mi caso, ni mis abuelos, que aún no llegaban como inmigrantes a Chile. Es por eso que en un momento, quizá, se pudo hacer Historia. Ramírez Necochea, dejó de pensar si la causa de la Guerra había sido que el presidente Balmaceda había pasado por
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=