Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria
Estado, terratenientes y campesinos / Octavio Avendaño – 49 una perspectiva de largo plazo. A su vez, que estos requieren de una concepción gradual de la modificación institucional y de estructuras arraigadas y anquilosa- das en la sociedad chilena. Después de todo, la Reforma Agraria necesitó alrede- dor de treinta años de propuestas y maduración programática, y un periodo más o menos similar de discusión legislativa, hasta lograr el apoyo necesario. Tercero, que las propuestas de cambio se deben acompañar de soluciones técnicas concre- tas. La reforma agraria fue posible porque, además de propuestas programáticas, se pudo contar con diagnósticos adecuados y soluciones técnicas proporciona- das por expertos ligados a las fuerzas políticas que promovían la transforma- ción estructural. Por último, es necesario reconocer la importancia de la unidad sindical. Uno de los grandes reclamos de la izquierda fue que la Ley 16.625 de Sindicalización Campesina, aprobada en abril de 1967, fomentaba la división de los trabajadores en federaciones y confederaciones que podían estar representa- das por determinados partidos en particular, mientras que la misma legislación, fomentaba y fortalecía las organizaciones patronales. Fueron precisamente los patrones quienes comprendieron desde muy temprano la importancia de actuar de manera unitaria y así impedir, o al menos obstaculizar el proceso de reforma.
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