Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

48 – Casta y Sumisión visto alterados a partir de la llamada contrarreforma agraria y por el carácter que tuvo la modernización neoliberal, que habría afectado a diversas categorías de productores, incluyendo terratenientes tradicionales. La segunda postura toma en cuenta lo que fue la reforma agraria para mo- dernizar la estructura productiva y fomentar la actividad exportadora. El argu- mento acá es relativamente simple. La reforma agraria introdujo elementos de competencia, pero sobre todo obligó a una mayor racionalización de la gestión productiva de los predios. Además, la política agraria impulsada durante el pe- ríodo de implementación de la Reforma, sobre todo en el gobierno de Frei Mon- talva, generó las bases de la actividad agroexportadora, con el Plan de Desarrollo Frutícola y Forestal impulsado por Corfo desde la segunda mitad de los años sesenta. La tercera postura –la más crítica de todas– ha sido promovida principal- mente por sectores de la derecha. Se considera la reforma agraria como algo ex- terno, ajeno a la tradición cultural que existía en el campo chileno, y con un claro tinte ideológico expresado en una crítica a la figura del hacendado o del gran terrateniente. La Reforma, además, habría significado romper con una convi- vencia que supuestamente existía en el campo, o al menos dentro de una imagen bastante idealizada de lo que eran las relaciones al interior de los grandes predios. Por otra parte, la Reforma habría estado acompañada de una concepción de pro- piedad distinta a la que existía hasta entonces, mediante la cual se le asignaba ma- yor énfasis a lo público-estatal que a lo privado. Se utilizaba, para estos efectos, la interpretación más clásica sobre el derecho natural. Por último, se considera la reforma agraria como una suerte de interregno que habría estado demás, sobre todo pensando en el desarrollo frutícola y forestal que supuestamente se habría producido después, con la llegada de los militares al poder. Es decir, se habría producido con la contrarreforma agraria que, entre otras cosas, habría fomen- tado un mercado de la tierra y relaciones salariales al interior de los distintos predios agrícolas. Finalmente, a la luz de las discusiones que han tenido lugar en los últimos años sobre la necesidad de llevar a cabo cambios sustantivos y transformaciones estructurales en nuestro país, la experiencia de la reforma agraria permite extraer varias lecciones. Primero, permite comprender que los cambios estructurales re- quieren de amplias mayorías para asegurar su respaldo y su concreción efectiva. Asimismo, que los cambios estructurales requieren, como prerrequisitos, de re- formas políticas o de importantes modificaciones de las instituciones políticas existentes. Segundo, que muchas veces los cambios estructurales necesitan de

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