Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

46 – Casta y Sumisión familiares no remunerados, lo que, en conjunto, equivalía al 37.5 % ocupado en la agricultura a nivel nacional (Ibíd.:24). Cabe señalar que, en esos años, la evolución del campesinado no transcu- rrió de manera homogénea, ya que existía una serie de condicionantes que, en algunos casos, se remontaban al periodo de asignación de las pequeñas propie- dades, lo cual incidía en la organización interna de las unidades productivas y en los desiguales niveles de ingreso (Bengoa, 1983:19, 68ss.). Por ende, se gene- ró una diferenciación expresada en la presencia de tres segmentos claramente identificables: i) aquellos que se desenvolvían en el sector más dinámico de la agricultura; ii) los campesinos que lograban niveles de producción a costa de una movilización de recursos internos, combinando la actividad ganadera con la producción agrícola en pequeña escala; y el “campesino pobre”, “semiasalariado”, que mezclaba los ingresos obtenidos en su pequeña unidad productiva con sala- rios extraprediales. En este segmento se encuentra la totalidad de los llamados “campesinos minifundistas”. Se trataba, en definitiva, de tres segmentos que se integraban de manera bas- tante diferenciada al proceso de modernización de la agricultura. Según León y Martínez (1998), el primer segmento del campesinado se ubicaría principalmen- te en las zonas de riego del valle central y, en cambio, los campesinos minifun- distas, en el secano costero y en la precordillera. Pero, muchas veces, estos tres segmentos se ubicaban independientemente de las condiciones agroecológicas de los suelos y, por ende, de las regiones. Incluso en los sectores con más facilida- des para el desarrollo exportador, el fenómeno de minifundización fue mucho más agudo que en las zonas dedicadas a la “agricultura tradicional”. Aquellos campesinos que se tendían a refugiar en las economías de subsistencia, como el grueso de los minifundistas, ejecutaban las actividades al interior de sus pre- dios, en compañía muchas veces de uno o más miembros del hogar. Para ello se empleaban principalmente técnicas rudimentarias o tradicionales, como por ejemplo, la tracción animal en el uso del arado. Uno de los aspectos determinantes en las diferencias de integración de los campesinos al nuevo contexto socioeconómico estuvo dado por las posibilida- des de acceso a la tecnología para la organización productiva interna. De hecho, la brecha entre los rendimientos de la economía campesina y las empresas tuvo que ver con la capacidad de acceder a los nuevos paquetes tecnológicos. En el desarrollo de aquellos rubros en que no se requería mayor inversión en tecnolo- gía, el rendimiento por hectáreas entre las unidades campesinas y la agricultura empresarial era casi la misma (Echenique y Rolando, 1989:57-61). La necesidad

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