Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria
44 – Casta y Sumisión que se presentaba un importante desarrollo frutícola y forestal, dada la demanda estacional de mano de obra por parte de las empresas ligadas a ese tipo de acti- vidades. La búsqueda de alternativas, en especial en la producción frutícola, se transformó en un modo de ocupación habitual para el resto de los miembros del hogar de cada campesino. Junto al auge de la actividad exportadora, el sec- tor rural asistió a un predominio del trabajo temporal, el cual, especialmente en aquellas provincias de alto desarrollo de la fruticultura, permitió una notable y significativa integración de la mujer a las distintas labores que implica dicha actividad (Venegas, 1992; Valdés y Araujo, 1999). La incorporación de la mujer al trabajo temporal sería mucho más baja en aquellas zonas típicamente campe- sinas y con una menor actividad agroindustrial (Tinsman, 2016). Pero, sin duda alguna, la situación más dramática a la que asistió un número importante de campesinos, desde el momento mismo de efectuadas las asigna- ciones, tuvo que ver con el fenómeno de la venta total o parcial de sus pequeñas propiedades. El factor que más influyó en el fenómeno de las ventas fue la falta de recursos para explotar las pequeñas propiedades. Además, algunos campesinos vendieron parcial o totalmente sus parcelas a fin de saldar deudas hipotecarias contraídas principalmente para fines productivos. Las provincias que registraron mayor número de venta de parcelas asignadas fueron aquellas en las que alcanzó gran importancia la producción exportadora (Trivelli, 1984:35; Echenique y Ro- lando, 1991:21). Así, por ejemplo, en un estudio acerca de la realidad de la actual Región del Libertador Bernardo O’Higgins, Hugo Trivelli observó que el mayor porcentaje de tierras agrícolas transferidas, en número y en superficie, se produjo en la Provincia de Cachapoal. A su juicio, dicha Provincia se presentaba en ese momento con una buena dotación de recursos económicos y mucho más apta para el desarrollo de la fruticultura que la Provincia de Colchagua. Además, en Cachapoal existía una mayor infraestructura vial y de plantas agroindustriales. Esta constatación fue corroborada posteriormente en un estudio que reali- zaron Jorge Echenique y Nelson Rolando en dos regiones del país: la Región del Biobío y la Región Metropolitana de Santiago (Echenique y Rolando, 1991). En este estudio, realizado en la temporada 1989-1990, se demostró que la Región Metropolitana, ubicada en el área más importante para la producción hortofru- tícola, las ventas de parcelas habían ascendido, a principios de 1990, a un 70,9 % del total de asignaciones. En cambio, “ la viii a Región [del Biobío], más alejada de los centros neurálgicos y con condiciones ecológicas relativamente menos aptas para el desarrollo de la fruticultura, estas ventas a fines de 1989 alcanzaban al 44,8 % de las parcelas ” (Ibíd.:17). Echenique y Rolando reconocieron que entre 1979 y 1982 se produjo el mayor número de ventas en ambas regiones. Entre esos años,
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