Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

Sobre el origen del clasismo, el racismo y el autoritarismo chileno / Manuel Canales – 201 y hábitos en general. Es también el castigo al diferenciado y la tendencia a la intolerancia respecto de la diversidad sociocultural. – Autoritarismo-sumisión: En las relaciones de mando-obediencia, el fundo lo hizo al modo autoritario mayor. Esto es, como un ejercicio que tendía a la forma estereotípica del mandante que dobla su potencia con una disposición pre-potente, y un mandado que sobre-obedece. Todavía “patrón de fundo” dice exactamente esto: un modo de mando irracional, en el sentido que excede la función coordinadora con una simbólica, en este caso, de humillación o nega- ción de cualquier dignidad o merecimiento subjetivo del mandado, tal como la dominación sociológica, que consiste en el despliegue ostentoso y retórico de la asimetría total. – Solidaridad: Los tres, al mismo tiempo, constituyen un caso notable de solidaridad mecánica, o tradicional, intensa, en el sentido de que el grupo parece ahogar por completo su propia individualidad, y la conciencia colectiva no deja entonces más espacio a la conciencia del sujeto individual que el remitirse a la norma y cumplirla. Como un régimen de acatamiento y de valoración de aquel acatamiento como virtud en sí misma, ya acaso la principal. Pues, en la entrada del fundo estaba escrita la ley: se entra a obedecer, y es eso lo que organiza todo, antes incluso que las más prosaicas cuestiones del trabajo. Comunidad y paranoia: el miedo al otro. Del fundo hasta hoy Esa matriz viene asociada, a su vez, a una forma muy reconocida de ser social: la construcción continua de un otro temible, hecho a base de todas las negaciones que el sujeto popular hace de sí mismo para la adaptación al régimen fundiario. Y ese era, en suma, el signo mayor de la obediencia: el pavor del desobediente y la construcción de aquel otro horrible familiar, ese otro donde quedaron puestas las señas de la cara y del alma, que por estar dentro había de dejar fuera de sí; que, extrañados ante su propio parecido, ven el demonio y atizan el fuego del castigo, y así lo demandan a sus patrones. “Mano dura, patrón” , fue grito de guerra del fundo, donde se afirmaba aquel orden de sus amenazas o enemigos, externos de sabido, e internos si los hubiera. Si el fundo duró 3 es por una forma de conciencia que internalizó, naturalizó e 3 No es casual la forma religiosa del fundo, ni el rol de la ideología religiosa en la configuración del mundo integrado; ni tampoco la ausencia total de alternativas igualmente consistentes fuera del fundo. De hecho, los que se iban no llegaban a otras formas de sociedad consolidadas, sino más

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