Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

178 – Casta y Sumisión El arribo de Freire a Chile y la experiencia brasileña La llegada de Freire se vio facilitada por la presencia en Chile de un grupo de brasileños 2 . Entre ellos, el propio Paulo de Tarso Santos tenía contactos en el nuevo gobierno, dada su militancia en el Partido Demócrata Cristiano brasile- ño; el poeta Thiago de Melo había sido agregado cultural en Chile del gobierno de Goulart y había permanecido en el país después del Golpe en Brasil. En efec- to, Paulo Freire llega a Chile al comenzar el gobierno de Eduardo Frei Montalva 3 (1964-1970), para continuar un exilio iniciado en Bolivia algunos meses antes, adonde había ido tras un intento fallido de asilarse en Chile durante el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez (1960-1964). “Viendo la imposibilidad de seguir en Bolivia, comenzaron a moverse en Chile Paulo de Tarso y Plinio de A. Sampaio, amigos de líderes políticos del PDC, incluso del Presidente Frei y de su Canciller Gabriel Valdés, manifestando su interés por que se recibiera a Freire. El Poeta Thiago de Melo actuó en el campo institucional, a partir de su amistad con Jaques Chonchol, quien era el único 2 El grupo de expatriados brasileros en Santiago de Chile supuso para sus miembros no solo una red de amparo y ayuda mutua de compatriotas en el extranjero, sino una plataforma de discu- sión sobre los problemas sociales y políticos de Brasil, que reforzaría, cuando no modificaría, la formación y la orientación ideológica de importantes nombres de la política brasileña de las siguientes décadas: “El exilio fue duro, pero tuvo una condición muy especial, primero porque tenía trabajo bien remunerado, un patrón de vida igual al mío en Brasil, auto, casa, todo. Segundo, porque teníamos un grupo de discusión sobre Brasil todo el tiempo. Organizábamos seminarios en mi casa todos los viernes por la noche, en Chile, durante un año y medio. Juntaba a Jaber Andrade, que fue secretario de Arraes, a Carlos Lessa, a Jesús Soares Pereira, el tipo que hizo Pe- trobras, a Fernando Henrique, que entonces era de izquierdas, a Weffort, que era de izquierdas, a Paulo Freire, a Paulo de Tarso, a Almino Affonso…, una mesa grande allí en mi casa. Y discutía- mos sobre Brasil, y debo reconocerles que aprendí mucho con aquella gente. Yo tenía 30 años. Aprendí y volví con otras ideas”. Plinio Sampaio, Diputado Federal por Sao Paulo en 3 periodos legislativos y candidato socialista a la Presidencia de Brasil en los comicios de 2010. Entrevista de José Arbex Jr., Ricardo Vespucci y Verena Glass. Fondos del Archivo Nacional de Brasil, Río de Janeiro. (Aravena y Diaz-Diego, 2015, p. 92). 3 Llegué a Chile días después de la toma de posesión del gobierno democratacristiano de Eduardo Frei. Había un clima de euforia en las calles de Santiago. Era como si hubiese ocurrido una trans- formación profunda, radical, sustantiva en la sociedad. Solo las fuerzas retrógradas, por un lado, y las marxistas-leninistas de izquierda por el otro, por motivos obviamente diferentes, no partici- paban en la euforia. Esta era tan grande, y había en los militantes de la Democracia Cristiana una certeza tan arraigada de que su revolución estaba plantada en tierra firme, que ninguna amenaza podría siquiera rondarla. Uno de sus argumentos favoritos, mucho más metafísico que histórico, era lo que llamaban la “tradición democrática y constitucionalista de las fuerzas armadas chile- nas”. (Freire 1994, p. 54).

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