Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria
164 – Casta y Sumisión los embates de la contrarreforma agraria desatada cruelmente; el revanchismo lleno de odio, por parte de muchos de los latifundistas que fueron expropiados de acuerdo a las causales establecidas en la ley, dio lugar a una cacería sin límites que, en complicidad con los aparatos represivos, actuaron contra trabajadores indefensos y cuya osadía había sido cumplir el gran anhelo de poseer la tierra y alcanzar una vida digna para sus familias. Hemos tenido, durante estas jornadas, impresionantes testimonios de los beneficiarios de ayer de la Reforma Agraria, de las víctimas directas de la acción represiva de la dictadura, de los expulsados del proceso, los erradicados de la tie- rra, de los miles a quienes se les aplicó el nefasto Decreto 208, que impedía hasta la tercera generación el retorno a esos campos que por un breve tiempo fueron suyos. Bajo la palabra doliente vuelven a sangrar sus heridas; con nostalgia y do- lor recuerdan ese corto periodo que los dignificó, en este reencuentro con nues- tra historia. Como ayer, nos alientan para repensar en esos sueños de justicia que inspiraron nuestras luchas por la recuperación de la democracia en nuestro país; con las banderas en alto, clavadas fuertemente en nuestros dolidos corazones, proclamábamos que la Reforma Agraria era un proceso inconcluso. Hoy, parece que no tuviera cabida en un proyecto político de futuro para la agricultura, y hasta parecen lejanos esos tiempos donde todas las confederaciones campesinas, articuladas en la Comisión Nacional Campesina cnc, así como las mujeres, la juventud campesina y muchos profesionales del agro consolidamos esos grandio- sos espacios de interacción y unidad. De cara a este recordatorio de la Reforma Agraria, el análisis crítico de los procesos sociales constituye hoy una tarea indispensable para la elaboración de nuevas apuestas, nuevos desafíos, para proyectar, en un futuro no lejano, con justicia, libertad e igualdad, una Reforma Agraria Social, Integral y Popular. La recuperación de la memoria histórica nos debe llevar a mirar con optimismo cuáles son las transformaciones que requerimos para recuperar y construir un nuevo proceso que nos salve del despojo de nuestra identidad campesina. Por- que queremos continuar siendo pueblo del campo, porque aún los campesinos y campesinas, los indígenas, junto a los pescadores, somos quienes entregamos la mayor parte de los alimentos que requiere nuestra sociedad. Somos una organización que representa la diversidad de las mujeres del cam- po; somos integrantes de la Vía Campesina, un movimiento amplio a nivel mun- dial, que defiende el derecho a seguir siendo campesinos y campesinas; somos quienes aún cuidamos la tierra y poseemos saberes y tradiciones que animan la vida en comunidad, donde los valores de la solidaridad y lo colectivo todavía persisten.
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