Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

La Reforma Agraria y el Pueblo Mapuche / Claudio Millacura – 157 canía”, incorporándola en el artículo 126 bis de la Constitución y habilitándola así también, para establecer su propio Estatuto”. 30 Propuesta que, sin embargo, hasta la fecha sigue sin ser implementada. Para finalizar, entonces, podemos decir que, tal como lo han señalado diversas auto- ridades de gobierno del presente y del pasado, como también académicos, la Re- forma Agraria fue la mayor reforma estructural del siglo xx en Chile, sin duda. Lo sorprendente es que de esta reforma el Pueblo Mapuche, en su mayoría, no se benefició. ¿La razón? No fuimos objeto de dicha política en función de nuestra condición étnica, de nuestra historia y de cómo nos relacionamos con la tierra, sino en virtud de una errada caracterización como campesinos. Aquí vuelvo a las palabras de José Mariman: “Lo importante de esta historia es no perder el relato “real” la “verdad”. Había una nación mapuche con un territorio (siempre en proceso de ir reduciéndose a causa de la guerra que no buscamos sino que vino a buscar), que fue vencido- sujeto militarmente, incorporado políticamente y expoliada materialmente de su territorio y… (fines del siglo xix). Lo demás es encubrimiento de ese hecho histórico”. 31 Por lo anterior, hablar de una Reforma Agraria que beneficie al Pueblo Mapuche equivaldría a pensar de una manera distinta, no como “La tierra para los sin tie- rra”, sino “La tierra recobrada para sus legítimos dueños”, a modo de reparación. Así, y siguiendo las observaciones del Profesor Rolf Foerster 32 , el impacto de la Reforma Agraria en el Pueblo Mapuche, más que buscarlo en la cantidad de tierra recuperada (que las hubo), hay que situarlo en la fuerza simbólica que significó que los mapuche, organizadamente, se propusieran terminar con un sistema que consolidaba el despojo de sus tierras. Es decir, empujaron la frontera de lo posible (al igual que los cercos) en el siglo xx, propiciando con ello la re- formulación de la propiedad. Tarea, entonces, para las actuales generaciones: volver a correr los cercos, pero ya no de la propiedad sino de la nación, y de aquello que impide la recons- trucción de Wallmapu. Tarea a la cual todas y todos los que conformamos en la actualidad el Pueblo Mapuche estamos invitados a contribuir. Y, qué duda cabe, también para los chilenos y las chilenas, pues sin su apoyo no será posible. Solo así, en este territorio, en donde convivimos muchos ciudadanos y ciudadanas diferentes, la palabra democracia desplegará todo su significado. 30 Ibid, pág. 35. 31 José Mariman, correo a Claudio Millacura, 28 de Julio de 2017. 32 Rolf Foerster, conversación con Claudio Millacura, martes 1 de agosto de 2017.

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