Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

De logros y fracasos / Loreto Rebolledo – 139 hasta que fue expropiado”. Como poco a poco la gente de afuera, que apoyó la toma, regresó a lo suyo, los pocos inquilinos del interior que estaban en la toma empezaron a desesperarse: “… porque no pasaba nada, y nuevamente vinieron refuerzos externos (…) y lle- gamos muy cerca de las casas del fundo, y ahí estábamos con carabineros (…) y le dimos harta pega a los pacos porque andaban para todos lados atajando campesinos, porque los otros (los apatronados) vieron que éramos pocos y ellos eran muchos más y querían venírsenos encima (…) al final la cora aprobó la expropiación… Parece que fue la expropiación histórica más rápida que hubo durante todo el proceso”. (Entrevista a Martín Vásquez). Dado el nivel de tensiones y enfrentamientos previos, el día en que se comunicó la expropiación se generó gran revuelo mediático: “El día D, el 29 de abril, en que de la noche a la mañana aparecen en una micro con cascos y cuestiones… había periodistas vietnamitas, periodistas comuna- chos, que venían a ver el show de cómo el pueblo. Y venían los funcionarios de la cora con el decreto de expropiación y la orden de desocupar la casa en dos horas. (…) Llegaron y entraron con carabineros los tres funcionarios de la cora, y no sé si el intendente. Notificaron a mi papá y le dieron dos horas para salir, para entregar todo ( J. I. Baraona, en Cousiño y Ovalle, 2013: 312). “… fue una secuencia de agravios. No fue que dijeran ‘se expropia la hacienda Nilahue’, no; fueron para ver allá, en el fondo, la muerte de un momio”. (Paz Baraona, en Cousiño y Ovalle, 2013:331). Jorge Baraona murió de un ataque cardíaco el mismo día en que le comunicaron la expropiación. Su viuda solicitó a Allende se le concediera quedarse con la re- serva (79,9 hectáreas de riego) y la casa, lo que fue aceptado. Como la mayoría de los inquilinos apoyaba al patrón, los dirigentes campesinos de la zona y de los sindicatos, una vez expropiado el fundo, debieron convencerlos de integrarse al asentamiento. Así, durante diez años el asentamiento funcionó en paralelo a los Baraona en la reserva. En 1981 los Baraona ganaron un juicio de retrocesión, pues no se habían asig- nado las parcelas a los asentados, y recuperaron así la totalidad del predio. Los exinquilinos, exasentados, fueron contratados por el fundo nuevamente, hasta el año 1991, en que este se subdividió entre los hermanos Baraona, con lo cual se acabó la producción agropecuaria y las tierras se convirtieron en campo de veraneo familiar. Como consecuencia, muchos de los inquilinos y exasentados

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