Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

De logros y fracasos / Loreto Rebolledo – 133 como se hacía en tiempos del patrón. “ Después de la reforma agraria, a mí me tocó organizar el fundo casi como lo tenía donde Javier… aprendí a trabajar con él, entonces yo sabía cómo manejaba el fundo y así lo trabajamos hasta que llegó el reparto de parcelas ”. (Salinas, en Cousiño y Ovalle, 2013:428). El asentamiento logró funcionar sin mayores problemas, ya que no se produ- jeron conflictos importantes entre partidarios de la Reforma Agraria y partida- rios de los patrones; a ello contribuyó el que la hacienda fue entregada por Javier Irarrázaval para la expropiación. Un excapataz de la hacienda dice que el primer año de asentamiento lo trataron mal por apatronado y haber sido empleado del patrón, pero al año siguiente las cosas cambiaron porque él comenzó a trabajar como capataz a cargo de los animales y luego lo eligieron presidente. Después, con los militares, fue elegido oficial para parcelar. (Vega, en Cousiño y Ovalle, 2013). Actualmente, los que recibieron parcelas o sus herederos siguen viviendo en esas tierras y produciendo más o menos lo mismo que en tiempos de la hacien- da, solo tres o cuatro parceleros han vendido lo que recibieron con la Reforma Agraria. Valle del Choapa Las tierras del valle del Choapa, asignadas por Pedro de Valdivia a Juan de Cis- ternas, posteriormente pasaron a manos de Gaspar de Ahumada y Mendoza, y al morir este, a su viuda, Matilde Salamanca, bajo cuya propiedad quedaron las hi- juelas de Cuncumén, Chillepín, Tranquilla, Coirón, Llimpo, Quelén, Las Casas, Tahuinco, El Tambo, Limahuida, Las Cañas y Las Vacas, en una extensión que abarcaba desde la cordillera hasta las cercanías del actual puerto de Los Vilos. Al morir Matilde Salamanca, por disposición testamentaria, pasaron a ser ini- cialmente administradas por la Iglesia (1820) y luego, por decreto de Bernardo O”Higgins en 1821, fueron entregadas a la Beneficencia Pública. Posteriormente, once fundos pasaron a manos del Servicio Nacional de Salud en 1933. De los numerosos fundos que formaban parte de la Hacienda Choapa la mayoría fueron arrendados durante más o menos veinte años 5 . En los fundos arrendados la vida era muy dura, las casas eran de piedra y barro, las relaciones laborales eran abusivas con los trabajadores, que vivían permanentemente vigila- dos. Esto propició la migración masculina hacia las minas del norte dejando a las mujeres a cargo del trabajo agrícola y la familia, lo que las empoderó. 5 El fundo Chillepín fue vendido por el SNS a un particular en 1956 (Dubroeucq y Livenais, s.f.).

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