Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

132 – Casta y Sumisión “… nos exigía, porque hay que ser exigente para trabajar (…). A mí me gustaba trabajar con el patrón, porque era el patrón y él tenía el fundo para mantenerse y ganar platita él, y para pagarnos a nosotros, no lo iba a tener así no más, sin ganar. (…), Estábamos bien”, (Ibíd., 436), La confianza y sumisión irrestricta de muchos de los inquilinos a su patrón se evidencia en que, cuando ya se estaba formando el sindicato zonal, él les acon- sejaba cómo obtener tres representantes para bloquear las intenciones de los partidarios de la Reforma Agraria, y cuando lo lograron lo celebraron juntos. Sin embargo, la confianza de parte de Irarrázaval no era tanta, ya que reconoce que durante dos años, lo que duraron las reuniones para formar el sindicato y difundir la idea de la reforma agraria (de las cuales él se enteraba al día siguiente), durmió con dos carabinas en la ventana de su pieza, mientras su familia había sido enviada a Santiago, lo que da cuenta del clima de conflicto e incertidumbre que se había instalado. La desigualdad naturalizada, tanto por el patrón como por sus trabajadores, y consentida por estos –lo que en la época se llamaba ser “apatronado”–, se hace evidente en la respuesta del patrón cuando el intendente le informa que la ha- cienda sería tomada: “Los que se están tomando el fundo no son mis inquilinos, sino que son de la Triunfo Campesino de Curicó, que vienen en camiones, porque los míos no quieren tomarse lo que es de ellos, entonces tienen que traer gente de afuera para tomarse mi campo”. (Irarrázaval, en Cousiño y Ovalle, 2013:168). La hacienda Illapel fue entregada en 1968, antes que se decretara la expropiación, y los dueños no se dejaron la reserva ni las casas. El asentamiento se creó con 150 asentados y posteriormente, en 1978, se repartieron 120 parcelas individuales y 100.000 hectáreas de cordillera se dejaron como bien común para criar animales de la comunidad. A los que quedaron sin parcela se “le pagaron sus derechos y se le dijo usted va a tener dos hectáreas, va a criar tantos animales en total y va a tener este terreno de por vida”. (Vega, excapataz de la hacienda, en Cousiño y Ovalle, 2013:443). Por otra parte, la producción en medias de siembras, así como la vocación ganadera de la hacienda Illapel, permitida por las amplias zonas de cordillera para el pastaje de animales, permitió que una vez producida la Reforma Agra- ria las formas de producción se mantuvieran sin grandes modificaciones y que fueran los capataces y exempleados de la hacienda los que se hicieran cargo de la producción y de la organización del trabajo en el período del asentamiento,

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=