Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

Derivas Campesinas de la Reforma Agraria / Jorge Razeto – 117 a que lo único que tenían relacionado con el campo era el típico adminículo pro- pio de la labor campesina. Se trataba de profesionales, comerciantes, militares, que vieron en esa época la posibilidad de ser agricultores de manera paralela o complementaria a sus actividades laborales principales. “Mire, por ejemplo, el mío fue un arquitecto, a mi hermano fue un comerciante de Quillota, al otro un médico, un abogado, en fin… ninguno tenía cabeza de campo más que para la chupalla nomás, agricultores de pura chupalla, les de- cíamos. ¿Habrá visto?, ¿cómo [no] les iba a ir bien tampoco a ellos? Claro que seguíamos viviendo en la casita y nos decían que nos daban trabajo, y así nomás fue, pero duraron como dos años esos, oiga, menos que nosotros duraron pues, y se las embargaron nomás a ellos también, si no daba la plata que sacaban y las cuotas de la cora y las deudas del banco. Mire que si nosotros pudiéramos y ellos que tenían plata no pudieron… si era lo mismo pues”. (Exinquilino, La Calera, 2015). Continuidad de bienes comunes Cierto es que no todos los parceleros vendieron sus tierras. Una pequeña parte mantuvo total o parcialmente la propiedad de sus tierras. Hemos abierto la po- sibilidad analítica de que quienes ocuparon puestos de avanzada, en el fundo o los Asentamientos, tuvieron mejores posibilidades de salir adelante de forma independiente; también algunos inquilinos lo hicieron de manera notable. “Así nomás es la cosa, a veces nos va re’ bien y otras re’ mal, pero aquí estamos. Los años mandan, decimos en el campo acá, años buenos y años malos, y otros más o menos medianos. Y le vamos buscando pues, si están malas las papas, bus- camos otra cosa para el otro año, o nos aguantamos porque si un año las papas están mal, para el otro nadie planta y nosotros le achuntamos ahí en eso. Pero cuesta achuntarle, cierto. Ahí uno piensa qué hacer pues, porque las tierras son nuestras y harto que nos costó tenerlas, así que hay que trabajarlas nomás, a puro ñeque nomás”. (Exinquilino, Cabildo, 2015). Una dimensión poco conocida refiere a que algunas de las propiedades colectivas continuaron total o parcialmente en tal condición, bajo el formato de socieda- des agrícolas. Se trató de tierras imposibles de parcelar, serranías y montañas de exclusiva aptitud ganadera, que mantuvieron su condición colectiva justamente porque se proyectaron en torno a actividades pecuarias.

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