Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria
Derivas Campesinas de la Reforma Agraria / Jorge Razeto – 113 “No pues, entregaban las parcelas a Pedro, Juan y Diego en la reforma, enton- ces estuvo malo eso porque… cómo se llama… había gente que no tenía ni una pala para… Entonces, ¿qué es lo que hicieron? Se las entregaron y las vendieron”. (Hijo de exinquilino, Rengo, 2017) 33 . “Mire, a nosotros nos dieron, es decir, tocamos parcela, yo creo, porque nunca nos metimos en nada, siempre calladitos nomás, lo que nos decían lo hacíamos, antes con los patrones, después con la up y después con los militares, ni chistába- mos ni nada; pero igual nos miraron feo hartos años los otros vecinos, y algunos que no tocaron y eran iguales a nosotros; nunca nos acomodamos con eso, si nos conocíamos casi todos, y más ni hablábamos”. (Exinquilino, La Ligua, 2010). Pérdida de tierras A partir de ahí, la realidad se tornó altamente compleja y los campesinos asu- mieron sus parcelas de la manera que debían y sabían hacer, es decir, trabajando la tierra. Pero en este contexto, desaparece el apoyo del Estado de manera siste- mática y los campesinos, según sus capacidades, experiencias y disponibilidades, emprenden caminos relativamente diversos, librados a su propia suerte. En este sentido, observamos al menos tres tendencias significativas. Una primera, extremadamente lógica, podemos referirla como tendencia de repliegue. Trabajar la tierra de manera tradicional fue una respuesta relativamente reiterada por parte de los campesinos. Aplicar estrategias de economía campesina tradicional significó para muchos una suerte de vuelta atrás, de evocación de la época hacendal donde, con el trabajo de media o una cuadra, podían desplegar un modelo básico de subsistencia como siempre lo habían hecho. En un escenario amenazante e incierto, la búsqueda de la reproducción básica, e incluso de la su- pervivencia, implicó que, al menos como primer impulso, muchas familias cam- pesinas cultivaran un pequeña parte de su parcela intentando mantener un equi- librio vital. Una chacra y algunos animales fueron la base alimentaria de siempre: “…para comer nomás, qué más íbamos a hacer, trabajarla nomás, claro que un pedazo, porque la parcela que tocamos era de 8,2 hectáreas y que… nosotros con suerte podíamos con una, si apenas teníamos unas semillas… el caballo… y gallinas para la olla… con eso no nos morimos de hambre, como dos años yo 33 Registrado en entrevista trabajo grupal alumnos/as Antropología Rural, Facso, 2017.
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