Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria
112 – Casta y Sumisión retomados, cuyos patrones no habían resignado la pérdida. Y tal fue así, que una parte no cuantificada de grandes propiedades agrícolas en todo Chile central revirtieron sus dinámicas; los campesinos alzados fueron expulsados y las tierras puestas en manos de sus antiguos dueños 32 . Es sabido que en ello también se jugaron muchos favores a civiles que habían participado activamente en la des- estabilización del gobierno popular y en el advenimiento de la dictadura militar: “Ahí se las arreglaron ellos, les devolvieron tierras a ellos, a los más duros, los más perros, no tanto en esta zona, pero en el sur y en Santiago, ahí sí les devolvieron los milicos”. (Exfuncionario cora, San Felipe, 2016). No obstante, la mayor parte de los asentamientos y fundos reformados con- tinuaron sus caminos colectivos aún por un tiempo. Eso perduró algunos meses y hasta un par de años, mientras se completaban los designios establecidos en sus decretos originales, a través de los cuales se procedió a la distribución y entrega formal de la propiedad a los campesinos involucrados en el proceso. Esto incluyó la parcelación de la mayor parte de las tierras agrícolas asentadas, así como la generación de formatos colectivos para las serranías y tierras de aptitud ganade- ra. En ello también operó un trabajo de “limpieza” política, pues se expulsó por decreto y de facto a todos quienes habían participado en calidad de dirigentes de partidos de la Unidad Popular, así como activistas, opositoras y opositores al nuevo régimen; al mismo tiempo, se agregaron personas externas, de origen desconocido o incierto, posiblemente campesinos simpatizantes que pasaron a formar parte oficial de las listas de postulantes, que recibieron formalmente sus tierras. “Mire, si aquí casi la mitad éramos antes y casi la otra mitad llegó no sé de dónde; los inventaban y no podíamos decir nada o nos echaban a nosotros también. Pero no eran nuestros y eran sapos, incluso, y teníamos que quedarnos calla- ditos nomás. Uno que otro conocido, y les dieron parcela nomás y quedamos mezclados por sorteo. Entre medio nadie sabía cómo les daban puntaje, si ni antigüedad tenían y les daban igual”. (Esposa de exinquilino, Los Andes, 2015). La entrega de parcelas durante la dictadura fue un acto incierto para los cam- pesinos, debiendo convivir con el temor y la indefensión. Si bien la asignación era una buena noticia para quienes la recibieron, también había incertidumbre y temor en el contexto de un periodo marcado por arbitrariedades: 32 Los estudios al respecto son imprecisos y resulta difícil establecer un porcentaje o cantidad de procesos revertidos.
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