Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

Derivas Campesinas de la Reforma Agraria / Jorge Razeto – 107 mientras los campesinos se esforzaban por cumplir el mandato público apren- diendo a recibir un trato que no conocían, el de la igualdad: “Es que estábamos orgullosos nosotros, orgullosos [de] que nos hablaran, que nos respetaran, que nos enseñaran y no fuera puro maltrato y cosas…Ya no había patrón y dependíamos de nosotros y harto empeño que le hicimos, trabajamos de sol a sol; bueno, como siempre nomás, pero era para nosotros, de nosotros. Y ahí nos vimos pillados también, sí llegábamos a fin de mes y recibíamos nuestro sueldito, pero sabíamos que había que devolverlo, o algo así, no me acuerdo bien cómo era la cosa, pero había que juntar la plata”. (Exinquilino, Rapel, 2002). “Lo que más le gustó a él fue lo de las ocho horas, porque vivía lejos y tenía que trabajar mucho, ‘Lo mejor, pues, las ocho horas’, decía el viejo y se reía”. (Hija exinquilino, Putaendo, 2008) 23 . Ante todo, los asentamientos y formas asociativas que se gestaron durante el proceso de reforma fueron espacios colectivizantes; si bien anclados en el prin- cipio clásico de la cooperación campesina, estaban traspasados también por la estructura de poder internalizada en los campesinos. No se trataba de volver a algo ya vivido anteriormente, sino de inventar nuevos modelos de gestión y toma de decisiones, relativamente ajenos a los trajines agrícolas cotidianos, con una enorme carga valórica y política sobre los hombros campesinos. Una de las cosas que hemos registrado con mayor impacto era la impresión de que los estaban observando, que el mundo los hacía visibles y no se sentían preparados para ello: “Nos venían y sacaban fotos y nosotros andábamos todo piojentos, con harapos casi, con ojotas y sombreros viejos, sin dientes casi; y nos preguntaban cosas y no sabíamos qué decirles… vergüenza me daba nomás, yo ni miraba, ni hablaba, callaba nomás”. (Exinquilino, Calle Larga, 2015). La sensación de incomodidad ha sido registrada en múltiples voces, sintiendo que estaban siendo situados en un lugar no correspondido: “Mucho sombrero para el que no tiene cabeza, como que dice el dicho, ¿no?”. (Exinquilino, Putaendo, 2016). “Que fue un lío, fue un lío eso, y vino hasta la tele a sacarnos. Y qué le iba a decir uno si no sabía nada”. (Exinquilino, San Fernando, 2012) 24 . 23 Registrado en entrevista por trabajo grupal alumnos/as Antropología Rural, Facso, 2008. 24 Registrado en entrevista por trabajo grupal alumnos/as Antropología Rural, Facso, 2012.

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