Casta y sumisión. Chile a 50 años de la Reforma Agraria

106 – Casta y Sumisión Y a la vuelta de las cosechas, en abril, porque ahí termina el año agrícola, ya se podía decir ¡ya!, vendimos tanto trigo y tanto maíz, tantas papas y tantos porotos, tanta plata tenemos, tanto tenemos que devolver, y tanto nos queda para repar- tirnos. Entonces, era que se trabajaba en comunidad, se trabajó casi cinco años en comunidad. La idea era con unas características socialistas, era muy social, todo comunidad. Mi marido, la verdad, yo tengo que reconocer ahí, se sacó la mugre trabajando, tanto en la organización como en administrar, tanto como físicamen- te, con los tractores, arando, picando y regando, haciendo todo, organizando todo el cuento más, digamos”. (Esposa de exinquilino, Talca, 2017) 21 . Si bien hubo situaciones bastante idílicas, donde el trabajo colectivo y los entu- siasmos portados por las nuevas estructuras laborales marcaron la pauta de los primeros años de asentamientos, también el periodo estuvo marcado por du- das e incertezas. Los campesinos sabían trabajar en conjunto, tenían apoyo en la producción y organización, pero no estaban acostumbrados a tomar decisiones; razón que llevó a quienes habían estado cerca del ámbito patronal y se habían pasado al asentamiento, a asumir roles directivos en estos. Hablamos de mayor- domos, capataces, llaveros, que tenían la experiencia del mando, quienes, en mu- chos casos y de manera razonable y espontánea, fueron puestos por los propios campesinos en los cargos de vanguardia: “Ellos sabían leer y escribir, también sabían hablar de corrido y convencer a las muchedumbres, tenían el don de mando, sacar cuentas, negociar con nosotros, en fin… era obvio que podían hacerlo y nosotros los necesitábamos, era difícil la cosa”. (Exfuncionario cora, San Felipe, 2016). Tiempos complejos que muchos campesinos vivieron de manera expectante: “Con harto miedo de que podíamos perder todo eso… después estuvimos cuan- tos años que no ganábamos un peso, ni nada. Era como en comunidad, mire, yo no sé cómo nos mantuvimos pero gracias a Dios no nos faltaba qué comer. Porque de sembrar, se sembraba entonces, pues, se sembraba trigo, se sembraban papas, porotos, eso se cosechaba. No faltaba la comida, pero plata no veíamos para nada”. (Exinquilino, Litueche, 2017) 22 . Esperanzas de una vida nueva y añoranza de lo perdido parecían dos extremos de una realidad multifacética que transitaba por derroteros de mucha presión. El Estado debía, a todo evento, garantizar la efectividad del sistema reformado, 21 Extracto de entrevista alumna curso Antropología, Facso, 2017. 22 Registrado en entrevista por trabajo grupal alumnos/as Antropología Rural, Facso, 2017.

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