La ciudad como campo de estudio morfológico: Escenarios latinoamericanos en tiempos de crisis

235 to para vehículos y peatones, que deberán establecerse claramente en los planos de ordenamiento, diferenciando Trama interna de Trama externa; b) Espacios verdes y libres públicos como los sectores públicos (en los que predomine la vegetación y el paisaje), cuya función principal sea servir a la recreación de la comunidad y contribuir a la depuración del medio am- biente, y c) Espacios parcelarios como los sectores destinados a parcelas urbanas y rurales; los espacios destinados a parcelas urbanas, dada su fi- nalidad, se denominarán espacios edificables. Esta clasificación contri- buye a clarificar mejor el concepto de espacio público entendiendo por tal al “conjunto de los espacios circulatorios de la trama interna del área urbana más los espacios verdes y libres públicos contenidos en esa área.” En este sentido y analizado desde un enfoque morfológico, para Rodríguez Tarduchy “El espacio urbano es, pues, el resultado de una serie de fenóme- nos morfológicos y físicos derivados de otros sociológicos y políticos que los originan y está constituido por dos tipos de ámbitos complementarios que determinan las relaciones lleno-vacío y en buena medida la forma de la ciudad: el espacio urbanizado y el espacio parcelado” (Rodríguez T., 2011: 52). Asimismo, identifica a la red de espacios libres públicos con el espacio urbanizado y al espacio privado con el parcelado, planteando una dialéctica ambigua entre lo público y lo privado. Desde un enfoque funcional la autora aclara que “La red de espacios libres públicos está constituida por el sistema de movilidad rodada, el sistema cívico peatonal y el mobiliario urbano, que comprende desde las papeleras y los soportes publicitarios hasta los inter- cambiadores de transporte, los transformadores eléctricos, los monumentos o las fuentes” y “La urbanización es la forma de construcción del espacio público…” (Rodríguez T., 2011: 54). En cuanto al espacio parcelado, cons- tituido por las parcelas, manzanas y tipos edilicios, constituye el contenedor de las funciones urbanas, o desde el punto de vista formal el “lleno” o con- trafigura del “vacío urbanizado” y a su vez se organiza por zonas que orde- nan el espacio parcelado, según indicadores urbanísticos y normativa edifi- catoria específicos, generando porciones discontinuas dentro del territorio. Según Arroyo “… Los “vacíos” urbanos, las plazas, parques o paseos, las calles y avenidas que puedan contener servicios, mobiliario y vegetación, conforman ese espacio para el libre uso de la población.” Y sobre la cua- drícula aclara que “En particular en las ciudades en damero, dominadas por la abstracción geométrica del amanzanamiento, los lugares públicos tienen un fuerte efecto de eclosión y sinergia en la isotropía del espacio urbano” (Arroyo, 2015: 87). También Gorelik tiene una mirada morfoló- gica sobre la escena urbana al plantear a la grilla y el parque como “es- tructuras básicas del espacio público metropolitano de Buenos Aires” “…. artefactos históricos en los que aparecen grabadas ideas en pugna sobre cómo debe ser la esfera pública ciudadana.” (Gorelik, 1998: 19).

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