La ciudad como campo de estudio morfológico: Escenarios latinoamericanos en tiempos de crisis
128 02 Espacio público y proyecto urbano en la ciudad contenporánea Sintetizando: en esta porción de ciudad, la comunidad china se apropió a su llegada de un espacio vacante y lo utilizó para sus celebraciones. Pos- teriormente, se desarrolló en el lugar su red étnica-económica. Sobre esta estructura existente se fueron sucediendo apropiaciones y modificaciones. Pero en la actualidad encontramos algo que no ha sucedido en otros ba- rrios étnicos de Buenos Aires, una respuesta desde el urbanismo “oficial”: el equipamiento ha sido brindado, mantenido y mejorado por los gobiernos chino y argentino, la señalética es bilingüe y la invitación a visitarlo se hace desde el mismo portal web del Gobierno. Finalmente, la recualificación urbana se ha hecho convirtiendo esta zona comercial en un lugar promo- cionado a partir del consumo, lugar de ocio, entretenimiento y turismo, sin mencionar ni hacer mayor caso a otras problemáticas que esta población pueda tener, por ejemplo, con los propios vecinos del Barrio de Belgrano que denuncian mafias, ventas ilegales y ocupaciones del espacio que con- sideran fuera de la norma (Asociación Civil Vecinos de Belgrano, n.d.). 5. Etnización, autenticidad, turismo y consumo Como hemos visto, en el Barrio Chino encontramos elementos que no solo hacen al confort (asientos, iluminación para peatones), sino también otros con significado socialmente compartido como representantes de lo “oriental” (carteles con dragones de color rojo, esculturas). De esta forma, y sumando la invitación al turismo que se hace desde sitios oficiales, el Barrio Chino ha ganado en solidez simbólica ante la comunidad de la Ciudad. No es la aspiración de este escrito la de establecer cuál postura se debiera tomar, pero sí la de poner bajo análisis esta situación: tenemos bajo estudio un área de alteridad simultáneamente controlada y fomentada, donde la identidad cultural viene dada verticalmente por entidades que están por sobre los usuarios del espacio. Ante la intervención de instituciones repre- sentativas se da una situación donde el resaltar la alteridad se convierte en parte de las decisiones para crear un atractivo urbano, donde los símbolos identitarios-culturales son resaltados no tanto por los propios habitantes si no por los espacios de poder: “Porque ya no se trata sólo de actualiza- ciones y reproducciones de sentidos comunes asimétricos, sino de políticas de identidad y alteridad. Estamos en el plano del orientalismo, en el pla- no de las relaciones interestatales como si fueran jerárquicamente inter- nacionales, las relaciones entre Estados y grupos étnicos, etc.” (Grimson, 2000: 129). Así, se habrían delimitado y resaltado las diferencias cultura- les entre locales y orientales en función de atraer al turismo y al consumo. En cuanto a la autenticidad de la demarcación, podemos aportar un pen- samiento de Delgado (1999: 43): “Esa presunción de la ciudad como zo- nificada en áreas en las que vivirían acuarteladas comunidades con una
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