La ciudad como campo de estudio morfológico: Escenarios latinoamericanos en tiempos de crisis
100 01 Análisis y proyecto territorial (Lynch, 2005). En este sentido estudio cómo “Nuestra huella ecológica” presenta una metodología que permite identificar la cantidad de recursos naturales que una población ocupa o necesita para subsistir. Al igual que la capacidad necesaria para la asimilación de desechos, la huella ecológi- ca revela que si las actividades humanas siguen con la dinámica actual de consumo desmesurado de recursos naturales, necesitaríamos por lo menos tres planetas para satisfacer esta demanda (Wackernagel y Ress, 2001). 1.3. Un camino sostenible La sostenibilidad se define como un desarrollo que satisface las necesida- des del presente, sin comprometer las capacidades para que las futuras ge- neraciones puedan satisfacer sus propias necesidades (Brundtland, 1987). De esta manera las actividades de producción y consumo actual deben estar dentro de la capacidad de producción natural, asegurando que las futuras generaciones cuenten con los mismos recursos y mismas opor- tunidades de habitabilidad; si bien la expansión de la ciudad amenaza el medio natural, también puede ser parte de la solución, si está bien plani- ficada y bien gestionada (NAU, 2017), siendo responsabilidad de las áreas urbanas y todos los involucrados corregir sus propios errores ambientales (ONU-Habitat, 2016). El sector urbano está desplazando a la zona ru- ral y a sus componentes agrícola y natural, por lo tanto las políticas y es- trategias deberán buscar una relación equitativa para ambos sectores. El fracaso de muchas estrategias de planificación se debe a que se han in- tentado resolver problemas rurales o urbanos por separado sin tomar en cuenta los vínculos entre ambos, permitiendo una ruptura y separación entre la ciudad y su territorio (Di Campli, 2017). Se debe, entonces, bus- car alternativas que en vez de separar creen una interfaz urbano-rural. Algunos autores sostienen que la ciudad compacta es más productiva e in- novadora, el uso de sus recursos y sus emisiones son más bajas (ONU-ha- bitat, 2016); sin embargo autores proto ecológicos mencionan que la ciudad sostenible puede ser dispersa y busca un urbanismo abierto sin divisiones que logren fusionarse con la agricultura y el paisaje, en donde la vida urbana y rural puedan coexistir, interactuar y complementarse. Esta aproximación producción-consumo tiene un gran aporte ambiental, ya que cerca de la mi- tad de la huella ecológica de nuestro planeta se debe a la producción, distri- bución y consumo de alimentos, debido a las ciudades que importan masi- vamente alimentos desde lugares cada vez más lejanos (Oyón, 2011). En el futuro las ciudades y su territorio deben actuar en simbiosis con el ambiente natural para asegurar su propia supervivencia (Aponte, 2007). Si se mencio- na el sector rural nos imaginamos terrenos de cultivos, ganadería o bosques y el sector urbano como un sector de producción industrial y servicios, sin embargo las familias urbanas dependen de los recursos rurales y la población rural ha introducido actividades no agrícolas como parte de su economía,
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