Las organizaciones de la sociedad civil y la descentralización en Chile
31 cán 2 de Puente Alto, un conjunto de viviendas sociales que se llovían y que pasarían a la historia como las «casas Copeva» o «casas de nylon» debido a que la «solución» del gobierno fue cubrir con plástico a los hogares de las 1.708 familias residentes 79 . Es un hecho que la reivindicación por una vivienda digna sigue entre las principales demandas poblacionales, con el resurgimiento de cam- pamentos a través de las tomas de terrenos una vez recuperada la de- mocracia, incrementándose en las últimas décadas. Una de las acciones más emblemáticas es la denominada «Toma de Peñalolén» en 1999, además del reciente suceso del 11 de noviembre de 2019, a menos de un mes del estallido social, donde alrededor de 300 familias intentaron tomarse un terreno perteneciente a la Viña Cousiño Macul, en el sector de Lo Hermida en Peñalolén. Es indudable que la movilización de las organizaciones por el acceso a una vivienda digna seguirá en la agenda política y social del país. 79 Allende, M. F., y Olave, S. (2013). 50 Años de Políticas de Vivienda Social a raíz del caso de La Villa San Luis. Memoria para optar al Título de Periodista. Instituto de la Comunicación e Imagen. Escuela de Periodismo. Universidad De Chile. Indudablemente esta política de erradicación, junto con objetivos de control de los sectores populares, desarraigando y desarticulando cual- quier intento de organización, fue también muy funcional al modelo neoliberal imperante, que incluyó también una Política Nacional de Desarrollo Urbano que eliminó el límite urbano, permitiendo una ex- pansión irracional del gran Santiago, y la instauración de una nueva subdivisión comunal, altamente segregada, la que fue difundida como una gran transformación para el desarrollo Social. Consecuentemente con esta intervención territorial de la dictadura, desaparecen las tomas de terreno organizadas, provocando que los asentamientos populares crezcan hacia adentro, aumentando la den- sidad de ellos por la vía del allegamiento de familiares, en un escenario social complejo, marcado por el alto desempleo y aumento de la po- breza. Es en este contexto que las organizaciones populares comienzan a reorganizarse, fundamentalmente en la instalación de economías de subsistencia a través de las «ollas comunes». A inicios de 1983, antes de la primera gran jornada de protesta nacio- nal, se materializaron importantes y masivas ocupaciones. Entre ellas los campamentos Cardenal Silva Henríquez y Monseñor Francisco Fresno, en La Granja, en lo que actualmente es la comuna de La Pinta- na, en donde se albergaron miles de familias, generando una amplia red de contactos, solidaridades y alianzas, que en gran medida imposibilitó su desalojo. Estos eventos generaron un aumento de las expectativas de las familias allegadas, las cuales impulsaron nuevas ocupaciones 78 . A contar de la recuperación de la democracia varios estudios señalan una importante desmovilización de los sectores populares en su lucha histórica por una vivienda digna, atribuida a los efectos de la política de vivienda desplegada por los gobiernos de la Concertación, que consi- deró la construcción masiva de viviendas sociales, desarrollada durante toda la década del noventa, la que si bien exitosa desde el punto de vista cuantitativo, reduciendo significativamente el déficit habitacional here - dado de la dictadura, es altamente cuestionada por la profundización de la segregación social, la falta de servicios, y por el tamaño y la calidad de las soluciones habitacionales. El caso más emblemático sin duda fue el de los daños sufridos por los blocks de departamentos de Villa El Vol- 78 Giannotti, Emanuel y Braithwaite, Santiago (2020). Op. Cit.
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