Las organizaciones de la sociedad civil y la descentralización en Chile
15 tas de Vecinos y Demás Organizaciones Comunitarias 21 , existe una larga tradición de cooperación entre pobladores, de apoyo a los esta- blecimientos educacionales y sanitarios, de la iglesia y del trabajo so- cial, del desarrollo de sindicatos y otras formas de vinculación laboral, de organizaciones que se plantearon la reivindicación de derechos de Jóvenes y Mujeres, y de la preocupación cada vez más expresa por los equilibrios medioambientales y la lucha contra el cambio climático y sus complejos riesgos de desastres asociados. Existe, en consecuencia, un «mundo participativo social organizado», con particularidades en nuestros diferentes territorios. Y ese tipo de «agente social del desarrollo» 22 ha de cooperar y vincularse con los esfuerzos públicos y privados por el progreso y la mejora de la calidad de vida de las respectivas poblaciones de cada comunidad y territorio. Esos actores sociales no pueden invisibilizarse, a riesgo de que transiten hacia el camino de la disrupción del desarrollo y el descreimiento de las instituciones, sobre todo las locales. Lo público y lo privado pueden beneficiarse significativamente por estas formas de colaboración, que permiten irradiar sus respectivas propuestas de avance en un campo social fértil y asegurar su factibilidad material. La tradición e historia chilena muestra en el caso de la lucha y la de- manda por la vivienda propia, una batalla social que en ocasiones da 21 Se hará referencia sobre esta ley y periodo en el capítulo 2 de este libro. 22 Acá hemos acuñado este concepto dirigido a las OSC por su gran contribu- ción en la co-construcción y transformación de sus propias realidades territoriales, siendo un agente cuyos intereses son sociales, económicos, culturales y medioambientales. No obstante, los «agentes del desarrollo» tienen una amplía categoría y que son orientados bajo sus propios intereses de conformación, como intereses nacionales, leyes, ideologías, modelo de burocracia entre otros. Para mayor conocimiento consultar a: Wolfe, M. (1987). Agentes del «desarrollo». Revista de la CEPAL , (31), 111-117. Cada día y de modo más cotidiano, especialistas de diferentes discipli- nas orientados al desarrollo apuntan a las OSC. Estos actores, a veces «olvidados», han sido un artífice para la constitución de muchos países democráticos y protagonistas de inmensos esfuerzos por el progreso. Las nuevas formas tecnológicas, la defensa de una calidad de vida sos- tenible e inclusiva para el conjunto de los actores de la sociedad, la nueva relación campo-ciudad, los desafíos de la construcción cultural en los territorios, la superación de las brechas y déficits de importantes sectores de la sociedad, son todas materias de gran relevancia en don- de la sociedad organizada desempeña papeles claves. Hay quienes sostienen, cada día con mayor urgencia, que las organi- zaciones sociales activas, solidarias, desafiantes y colaboradoras con el mundo público y el privado, se han ido convirtiendo en protagonistas de un «orden social» cada vez más complejo y promisorio en la mo- dernidad 20 . La acción social responsable, a través de organizaciones representativas, confiables y eficaces es el mejor antídoto a los estalli - dos sociales, a las desconfianzas y aminorar la falta de legitimidad en nuestros sistemas políticos democráticos. La sociedad civil activa es así un «factor de desarrollo» crecientemente reconocido. En Chile, existe una tradición participativa interesante y en general hablamos de una sociedad civil activa y reconocible. Esas organizacio- nes y sus directivas protagonistas (en gran mayoría femeninas), se han convertido en numerosas acciones concretas en factor aglutinador del desarrollo, especialmente las referidas a nuestra histórica organización de vecinos y pobladores. Si bien, recién en el periodo del expresidente Eduardo Frei Montalva, se promulgó una disposición legal sobre Jun- 20 Aguilar, O. (2007). Estado, mercado y sociedad civil. Una mirada desde la sociología. Revista Némesis, (5), 131–150. La participación y la gestión ciudadana como un activo para el desarrollo chileno futuro
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