Las organizaciones de la sociedad civil y la descentralización en Chile
142 Reflexiones finales de tan dolorosa lección, que si bien estalló en 2023, presentan prácticas discutibles y criticables desde hace algunos años. También es a lo menos curioso que no se alertara sobre dichas malas prácticas y que se haya producido una «falla sistemática» de tal envergadura en la fiscalización oportuna. 8. Prospectivas para una descentralización sostenible La fortaleza de las organizaciones sociales y territoriales de la Sociedad Civil es una necesidad y una variable fundamental del proceso des- centralizador chileno y ello complementará el perfeccionamiento de nuestra institucionalidad. Generará mecanismos oportunos y eficaces de consultas ciudadanas y definirá un «cable a tierra» en las políticas públicas y su adecuada ejecución y evaluación de esta. Allí estará el «antídoto» fundamental respecto de desviaciones en el uso de recursos fiscales y del testeo periódico al que deben ser sometidos los gobiernos subnacionales. No se trata de un ejercicio sencillo. Nunca se trató. Las organizaciones territoriales han sido el resultado de mucha lucha y mucha historia. Por lo cual debemos estar a esa altura. La descentralización requiere mucho conocimiento, mucho rigor y mucha probidad. Sin esas características fundamentales la descentralización chilena está destinada a naufragar. Para la consecución de tan nobles objetivos, debemos perfeccionar nuestra gobernabilidad territorial partiendo por una acción inter agen- cial pública de alto nivel profesional, poner la cuestión del rigor como requisito permanente de nuestros procedimientos y decisiones. Para ello, el enorme esfuerzo descentralizador chileno requiere finalmente de una Sociedad Civil activa, atenta, fiscalizadora y proponente en ma - teria de los asuntos públicos que impactan en sus territorios. La participación local y la sociedad civil desempeñan un papel funda- mental en el fortalecimiento de la democracia. A través de la participa- ción ciudadana y la existencia de una sociedad civil activa se fortalece la gobernanza democrática, se mejora la calidad de las políticas y ser- dad. Debido a serios problemas en los gobiernos regionales de gestión y ejecución presupuestaria de sus programas de inversión habituales, se han ido estableciendo mecanismos de transferencias a entidades pri- vadas como estas fundaciones. Se trata de una experiencia compleja, dolorosa y grave para las organizaciones sociales de beneficiarios en primer lugar y para los gobiernos regionales que han quedado en esta materia «al desnudo» frente a la opinión pública por uso indebido de recursos públicos. Los casos más complejos son precisamente los que atañen a la gestión de nuestros gobiernos regionales y están poniendo «en tela de juicio» su probidad, especialmente cuando se comprueban en sede judicial malas prácticas evidentes que dan lugar a faltas de probidad, defraudación fiscal y otros delitos. Es muy probable que la razón por la que se ha llegado a estos graves problemas tenga que ver con la flexibilización de normas presupuesta - rias y faltas severas de control y de fiscalización. Rápidamente los adversarios endémicos de la descentralización se han «apresurado» en descalificar por estas malas prácticas a los gobiernos regionales y al proceso descentralizador chileno. Más allá de estos jui- cios interesados, es bueno recordar que las faltas a la probidad de sig- nificación en Chile siempre han estado focalizadas en la gestión de las instituciones del gobierno central y en aquellas instituciones que gozan de una exagerada autonomía operativa. Pero, desde el punto de vista más general es necesario buscar una so- lución más de fondo frente a la temática de «las Fundaciones» que distinga a las entidades históricas de las oportunistas y abusadoras. Adicionalmente, esto muestra la escasa relevancia que se le ha dado a organizaciones auténticas de la Sociedad Civil y que, en muchos casos, estas entidades hayan tenido que ampararse en intermediarios inescrupulosos en su relación con las instituciones públicas. Por otra parte, una tendencia fuerte a «privatizar la función pública» en favor de una externalización muy discutible ha hecho su contribución al efecto. Deben fortalecerse las organizaciones verdaderas de la Sociedad Civil, evitar costosas y peligrosas intermediaciones y ser doblemente riguro- sos en el manejo de los recursos públicos. Los GORE sabrán aprender
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