Las organizaciones de la sociedad civil y la descentralización en Chile
109 El mundo organizativo poblacional ya había alcanzado un nivel fuerte y amplio en la solución de sus propios problemas básicos de acceso a servicios fundamentales y de trabajo. Ejemplo de ello es la acción de autoconstrucción que inician muchas familias de pobladores en asen- tamientos irregulares, dando continuidad a las formas de habitabilidad rural, ahora en los espacios urbanos. En el régimen cívico-militar, se llevan a cabo las grandes migraciones internas en el Gran Santiago (ver Figura 2 y Figura 3) y otras ciudades del país. Se define que la población en situación de vulnerabilidad y en extrema pobreza, se había estructurado fuertemente en torno a tomas, tugurios y cites, donde debe ser trasladada a los extramuros de la ciu- dad, en una política de segregación autoritaria y violenta 313 . Desalojos y traslados forzosos a territorios sin «ninguna capacidad urbana», a los cuales de forma casi cotidiana entre 1982 y 1987 se produciría el traslado de 29.000 familias a comunas periféricas como La Pintana y San Ramón 314 . La erradicación rápida y forzada de los históricos cam- pamentos convirtió un déficit en otro, produciendo en consecuencia la situación de allegamiento, aumento de la densidad poblacional y el hacinamiento 315 . Al año 1984 la población de La Pintana correspondía en un 43,62% a poblaciones de erradicación 316 . En los hechos, aun en las fases represivas más agudas, junto con las de- más organizaciones sociales, el movimiento poblacional chileno juega un papel destacado en la lucha contra la dictadura, reimpulsando en los años 80 importantes tomas de terreno como la población Raúl Silva Henríquez y Juan Francisco Fresno 317 . En 1987, el sumo Pontífice de 313 Ídem. 314 Flores, J. L., et al. (1994). Campamento La Esperanza. Recuperando el derecho a soñar. Peñalolén, 1992-1993. Taller de Acción Cultural, TAC, Santiago; y Valenzuela Marchant, C. (2014). El movimiento de pobladores en Santiago. La memoria social del Campamento Esperanza Andina de Peñalolén, Santiago (1992-1998). Revista Historia y Justicia, (3), 109-136. 315 Rugiero Pérez, A. M. (2011). Experiencia chilena en vivienda social: 1980- 1995. Revista INVI, 13(35), 3-87. 316 Gurovich Weisman, A. (1990). La Pintana: la ciudad interminable. Revista INVI, 5(9), 5-19. 317 Fernández Labbé, M., y Del Villar Tagle, M. S. (2019). Conceptos y práctivas en torno a la Violación de los Derechos Humanos en Chile: La Vicaría de la Solidaridad, 1976-1983. Historia 369, 9(1), 125-164; y Valenzuela Marchant, C. (2014). Op. Cit. Desde 1978 bajo una finalidad de mercado en materia de vivienda so - cial en la política del régimen cívico-militar, se introdujeron nuevos es- tándares habitacionales y sistemas de acceso a la vivienda. En 1979 las erradicaciones de los antiguos campamentos que existían en las áreas urbanas del país, se llevaron a cabo en parte mediante el programa Subsidio Habitacional 308 . Así, las formas de organización de las y los pobladores se encontraron asociadas casi exclusivamente a la sobrevi- vencia, ejemplo de ellos la reaparición de las ollas comunes, huertos familiares, los talleres laborales poblacionales y otras estrategias de or- ganización 309 , siendo cobijados más aún por instituciones de la Iglesia Católica y las Parroquias y otras entidades de buena voluntad. En cuanto a este último actor social, importante dentro del movimiento de pobladores de estas décadas, desde la toma de La Victoria, con un rol protagónico la Iglesia Católica y del Hogar de Cristo 310 y, desde las fundación de las poblaciones y del Movimiento que contaba con el res- paldo de la mayoría de los residentes, la iglesia formaba parte activa de la organización y educación de los pobladores, siendo así «(...) los “cu- ras” o párrafos eran actores territoriales ampliamente conocidos y vali- dados por su actuar, y dispuestos incluso a arriesgar su vida para hacer valer los derechos de los pobladores» 311 . En 1980, con intentos de toma en la comuna de Pudahuel y otro en la población La Bandera, cerca de 357 familias fueron desalojadas, siendo el refugio de estos pobladores la iglesia, donde en paralelo el Gobierno decide reformular el subsi- dio habitacional, donde las nuevas condiciones dejan fuera a los más pobres, lo que incentiva la formación de organizaciones comunitarias con un fuerte sentido social, de estrategias educativas y beneficios de sentido práctico, generando así «La Familia Popular y Vivienda (1980)» y «El Primer Congreso de Pobladores (1981)», donde ambas instancias contaron con el respaldo de la Iglesia Católica 312 . 308 Hidalgo Dattwyler, R. (1999). Op. Cit. 309 Valenzuela Marchant, C. (2020). El movimiento de pobladores en Chile y las tomas de terrenos como principal sujeto territorial en la segunda mitad del siglo XX. Revista Territorios y Regionalismos, (2), 24-47. 310 Cortés, A. (2014). Op. Cit. 244. 311 Labbé, G., y Ruiz-Tagle, J. (2017). Religiosidad en las Periferias, al margen de la Iglesia. Revista Planeo, Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos. Pontificia Universidad Católica de Chile, (34). 312 Valenzuela Marchant, C. (2020). Op. Cit.
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