Las organizaciones de la sociedad civil y la descentralización en Chile

106 Las organizaciones sociales en la lucha por la Vivienda se asumía la responsabilidad y hasta la administración directa de las ac- ciones, para lo cual el propio ministerio y sus corporaciones tenían tra- bajadores propios para dichas funciones. El ahorro era una dimensión importante del esfuerzo de los grupos socioeconómicos medio-bajos y, cada vez más, se resaltaba que los proyectos resultantes de viviendas sociales, eran el resultado de una dinámica colaborativa entre los movi- mientos sociales de pobladores y el MINVU. Por otra parte, la CORVI y su compromiso con lo que podríamos denominar «vivienda social básica» 295 , la CORHABIT con su programa de «lotes con servicios» 296 y la CORMU en una idea avanzada y bastante progresista de la acción de vivienda estaban muy vinculadas al desarrollo y el tejido urbano. Hasta el Golpe Militar de 1973, la población como actor social tiene características bastante especiales, presentando a los años 70 un rol cre- cientemente reconocido en el escenario político y social del país. El cual inicia con una estructura de lucha mediante las tomas de terrenos en las cuales prontamente se fueron imponiendo coordinaciones internas que fueron generando formas organizativas bastante variadas y activas, tanto relativas a la conquista de la vivienda (a lo menos en lote urbanos con servicios) y a la sobrevivencia poblacional mediante acción propia en ámbitos de salud y trabajo 297 . 295 El Programa de Viviendas Básicas inició en 1982 como forma de dar res- puesta desde el Estado de Chile al déficit habitacional que alcanzaba el 28,3% de familias de escasos recursos. En cuanto a la eficacia del programa, este aportó en un 16,4% al total de viviendas construidas a nivel país, contribuyendo a la disminución del déficit en un rango entre el 1% y el 2% en el período analizado. Adicionalmente, los estándares de cali- dad mejoraron en cuanto a metros cuadrados por vivienda (de 41,83 m2 en 1996 a 44,08 m2 en 1999), mejoras en la construcción como de infraestructura en equipamiento y pavimentación. Véase: Dirección de Presupuestos. (2000). Síntesis Ejecutiva N° 16/17/18 Programa Viviendas Básicas SERVIU. pp. 4. Sin embargo, y con el paso del tiempo la solución del tipo habitacional de vivienda básica, pasó de ser «media agua», capaz de ser construida sin incrementar los costos y manteniendo el concepto de fácil prefabricación y eficiencia en la instalación. Vergara, E. (2023). ¿Cómo es la arquitectura de una vivienda básica en Chile? ArchDaily. 296 Dichos tipo de programa, consistían en darle estabilidad residencial a los beneficiarios mediante la propiedad de sus propios terrenos, permitiendo un grado mo- derado de densificación en el territorio nacional. Sin embargo, presentaban un déficit en el estándar de materialidad de la casa, se generaban procesos de erradicación y configu- ración de nuevos hábitats, existían diferencias entre los conjuntos habitacionales entre las regiones y la existencia de procesos de lugarización, siendo elementos progresivos aunque deficitarios en algunos casos, como poblaciones Juan Pablo II y Santa Sabina. Véase a: Sepúlveda Ocampo, R., de la Puente Lafoy, P., Torres Rojas, E., y Muñoz Salazar, P. (1994). Desarrollo progresivo en conjuntos de lotes con servicios. Análisis preliminar. Revista INVI, (20), 36-59. 297 de Valdés Herrera, L. M. D. (2016). Op. Cit. 20-21. lisis en el desarrollo de principales teorías para buscar su comprensión, tales como: la teoría de la marginalidad, la teoría de los movimientos sociales urbanos y la teoría de los nuevos movimientos sociales 293 . Por su parte, las ollas comunes, los comedores populares, los jardines y escuelas populares, la atención primaria de salud y otras formas orga- nizativas, expresan un modo organizativo de la marginación urbana. Organizaciones territoriales que buscaban interpelar al Estado para renovar políticas públicas de vivienda y hábitat ahora para las grandes mayorías carenciadas, además de establecer «mecanismos de sobrevi- vencia» en la referida marginalidad. Estas entidades fueron adquirien- do cada vez más presencia en nuestras ciudades y se convirtieron en un actor político-social relevante en el juego y en el sistema político general. El denominado «movimiento de pobladores» emergió como expresión de la cultura de la pobreza, que expresa de paso, que la propia organi- zación social era parte esencial de la solución central de sus demandas. Este movimiento poblacional muchas veces puso en «jaque» al propio sistema político, cuando las políticas públicas tuvieron que tomar en cuenta esta realidad y comenzar a diseñar acciones específicas como resultado. Así, las agrupaciones poblacionales organizadas comenzaron a tener «interlocución pública», en ocasiones conflictiva y difícil, alcan - zando también algunos acuerdos que fueron permitiendo el diseño de políticas que modificaron significativamente la historia. Surge en estos años la creación del Ministerio de Vivienda y Urbanis- mo (MINVU) en 1965, como una institucionalidad que buscó agrupar a más de 20 organismos que actuaban en materia de vivienda y urbani- zación, estableciendo una nueva política y normativa habitacional y ur- bana. La cual buscó no sólo la construcción de viviendas, sino también la construcción de edificaciones para el desarrollo social como colegios y centros de salud 294 . El Estado, a través de la cartera de Vivienda y Urbanismo, comenzó a asumir políticas públicas especiales para el acceso a la vivienda donde 293 Cortés, A. (2014). El movimiento de pobladores chilenos y la población La Victoria: ejemplaridad, movimientos sociales y el derecho a la ciudad. Revista EURE, 40(119), 239-260. 294 Quintana, F. (2014). Urbanizando con tiza. ARQ ( Santiago ), (86), 30-43.

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