Umbrales del Arte. Creación y Estímulo

Umbrales del Arte. Creación y Estímulo 83 a otros horizontes de comprensión de mí misma, de la existencia, del infinito, del amor. Este estado de conciencia lo utilicé constantemente en mi vida danzaría, al estudiar mis roles de personajes de piezas tradicionales como en creaciones de coreógrafos más abstractas o conceptuales y por supuesto en mis propias creaciones. Estos estados de conciencia sensible, alerta, creativa, me permitieron permanecer y disfrutar de la danza desde mis 5 años hasta ahora, próxima a los ochenta. La música y sus silencios, compañera inevitable, transportadora, motivadora, mis maestros sabios y generosos entregando, clase a clase, sus experiencias danzarias técnicas y creativas, mis compañeros bailarines audaces, receptivos, en un alerta constante de recibir, dar, transformar, alimentándonos unos a otros, intercambiando acciones e imágenes en un hacer constante de juegos creativos que encantaban nuestra imaginación incitándonos a estados de ensoñación que se cristalizaban en diálogos corporales de mundos subjetivos y abstractos. En una oportunidad en mi juventud, y digo oportunidad porque así lo comprendí más adelante, me enfermé gravemente de una grave afección pulmonar producto de mis largas jornadas de pesca veraniega en el río Loncomilla, muchas veces pasando horas a pleno sol y con el agua hasta la cintura. El médico bronco pulmonar fue drástico en su diagnóstico, pulmones muy dañados, al menos 6 meses en reposo absoluto, un año de tratamiento y con la sombría noticia que probablemente no podría dedicarme a la danza. Esta transformación absoluta de mi proyecto de vida fue, sin lugar a dudas, estremecedor y doloroso, únicamente una frase mágica del médico daba vueltas en mi mente "Todo depende de usted". Decidí seguir el tratamiento y las indicaciones, con la misma disciplina y pasión que dedicaba a la danza y respetaba los consejos de mis maestros. Descubrí que mi cuerpo en quietud me permitía una meditación profunda, sentir mis articulaciones, mis músculos, escuchar mi respiración, los latidos de mi corazón y mientras tejía enormes sweaters para mis hermanos, mi conciencia entretejía imágenes en movimiento de danzas increíbles en espacios infinitos. A los seis meses el médico nos invitó con mi madre a un estreno al Teatro Municipal de