Situando territorios desde la interseccionalidad: terminos clave desde el sur

45 La idea de trayecto elaborada por Tim Ingold (2007) se plantea como aquel recorrido que es indivisible y continuo. Se diferencia de la creación exclusiva de una ruta o de un camino a seguir; es, más bien, un camino que se puede encontrar por sobre su propio dibujo o trazo. En este sentido, si bien el trayecto tiene una representación en el espacio, esta representación no se encuentra condicionada a una sino a múltiples líneas de desplazamiento y experiencias. El recorrido nunca es exactamente el mismo, sino que va variando según el tiempo y las transformaciones que viven las personas: por ejemplo, si se viaja solo o acompañado; si se viaja de día o de noche; si se es mujer u hombre, niña, niño o persona mayor. Estas hebras, entretejidas, dan cuenta de la posición de cada quien en el mundo y establecen diálogos que obtienen información —tanto de lo presente como de lo pasado— de la experiencia propia (Iturra, 2012). El trayecto se inicia mucho antes de que se emprenda el viaje. Las rutas, los modos de trasladarse, los acompañantes —humanos y no humanos—, entre otros elementos, están definidos mucho antes, y a menudo dependen de decisiones previas y de condicionantes de vida, tales como ciclo de vida, edad, género, etnia y condición ciudadana. Adicionalmente, el trayecto no termina una vez que el viaje se acaba, ya que este puede acarrear consecuencias importantes y numerosas decisiones subsiguientes —modos, rutas, acompañantes futuros— se toman a partir de la experiencia misma del viaje. Se podría decir que el trayecto es una forma de narrar el continuo de las experiencias que se suscitan mientras una persona se traslada. 7. Trayectos Interseccionalidad, cuerpo y territorio

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