Agresiones sexuales: reflexiones acerca de las intervenciones psicológicas [Volumen VII]

94 Agresiones Sexuales. Volumen VII . Elías Escaff Silva, María Isabel Salinas Chaud, Paula Flores Zúñiga y Carolina de la Fons Díaz En concordancia con ello, un estudio realizado por Ballantine (2011) comparó un grupo de jóvenes que habían agredido se- xualmente a un hermano con otro grupo de jóvenes que habían agredido sexualmente a otras personas, pudiendo concluir que los ofensores de hermanos usaban formas más graves de agresión sexual (incluyendo la penetración) en comparación a otros ofen- sores sexuales juveniles, o padres que cometían incesto. Joyal et al. (2016) recoge las dos investigaciones anteriormen- te mencionados y otras, y discuten respecto del creciente núme- ro de estudios donde sugieren que los casos severos de agresión sexual (penetración vaginal o anal con uso de fuerza) son más frecuentes entre hermanos (entre un 40% y un 89%) pareciendo ser que su prevalencia es mayor que en la de padre–hija. Frecuencia y Duración En cuanto a la duración de la relación abusiva, se ha plantea- do que esta suele ser más corta entre hermanos, existiendo una diferencia en la duración entre el grupo de agresión por parte del padre (14,7 años) y el grupo de agresión por parte de un herma- no (7,9 años; Tidefors et al., 2010). En esta misma línea, Carlson et al. (2006, como se citó en Collin–Vézina et al., 2014) plantean que la duración de los casos de agresión sexual entre hermanos se considera como de amplio rango, yendo desde los dos meses hasta los nueve años. En el estudio retrospectivo realizado por los mismos autores (Carlson et al., 2006) se observó que en cuanto a la percepción de por qué la agresión terminó, el 10% de los casos reportó que fue porque la víctima se fue de casa, mientras que otro 25% de los casos, el hermano ofensor se fue de casa. En 10% de los casos la víctima atribuyó la interrupción de la agresión a que el ofensor movilizó la agresión hacia alguien más. En solo el 7,5% de los casos, la situación se detuvo porque fue descubierta. Sin embargo, también se han reportado casos en los cuales la agresión comenzó cuando las víctimas se encontraban en edad preescolar, continuando varios hasta la adultez (Carlson et al., 2006). Es así como, contrariamente a lo que se ha mencionado, algunos autores señalan que los ofensores de hermanos agreden

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