Agresiones sexuales: reflexiones acerca de las intervenciones psicológicas [Volumen VII]
56 Agresiones Sexuales. Volumen VII . Elías Escaff Silva, María Isabel Salinas Chaud, Paula Flores Zúñiga y Carolina de la Fons Díaz mayoría buenos estándares de evaluación y retroalimentación, y por último, la responsabilidad preventiva que recae, en la mayoría de los casos, en las víctimas en lugar de sus cuidadores. Palabras clave : abuso sexual, abordaje, campaña preventiva, pro- grama preventivo A partir de la promulgación de la Convención sobre los Derechos del Niño, la agresión sexual infantil es un fenómeno social que está considerado en este tratado internacional e invita a los Estados de la mayoría de los países que lo ratificaron a adop- tar las disposiciones legales, administrativas, sociales y educativas apropiadas para protegerlos. Esta protección apunta principal- mente a toda forma de prejuicio, abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, y por supuesto, al abuso sexual infantil dentro de este convenio. Esto es, siempre en tanto el niño se encuentre bajo el cuidado de los padres, de un representante legal o de sus cuidadores legales. Específicamente, los artículos 19, 34 y 36 de la Convención, establecen que los ni- ños y niñas tienen derecho a la protección de la violencia sexual (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, 2006). La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2009) explica que el 25% de la población mundial manifiesta haber sufrido mal- tratos físicos en la etapa de la niñez, una de cada cinco mujeres y uno de cada trece hombres refieren haber sufrido abusos sexuales en la infancia. El abuso sexual infantil es entendido como una forma de maltrato infantil, produce cambios en la salud mental, emocional y física en los niños y niñas que podrían perdurar el resto de la vida. Desde una perspectiva territorial y social, es que se ha querido abordar el tema de la prevención, considerando que a nivel sudamericano la población es heterogénea, caracte- rizándose por tener altos niveles de desigualdad. A este respecto, el 33,2% no alcanza a satisfacer las necesidades básicas y el 12,9% vive en extrema pobreza; el maltrato y el abuso sexual se produ- cen con mayor frecuencia cuando se presentan estos factores de riesgo (CEPAL y UNICEF, 2009). Según señalan Contreras, Bott, Guedes y Dartnall (2010), la herencia dejada por los gobiernos autoritarios y dictatoriales
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