Agresiones sexuales: reflexiones acerca de las intervenciones psicológicas [Volumen VII]

362 Agresiones Sexuales. Volumen VII . Elías Escaff Silva, María Isabel Salinas Chaud, Paula Flores Zúñiga y Carolina de la Fons Díaz sometimiento en busca del placer por parte del victimario. El concepto de agresión sexual se establece a partir de una mirada psicosocial del abuso sexual, dado que desde esta perspectiva se vincula de manera directa con el área jurídica. Ya que se genera confusión denominar al fenómeno como abuso sexual , puesto que hace referencia solo a uno de los tipos penales de de- litos sexuales, entonces al hablar de agresiones sexuales se incluyen todas las referencias establecidas por la ley (abuso sexual, violación, estupro, etc.). Este cambio de mirada, favorece explícitamente la integridad del fenómeno dado que presentan elementos característicos (PDI, 2011). Consecuencias de las Agresiones Sexuales En las agresiones sexuales es posible visualizar sus consecuencias a corto y largo plazo. Según Martínez (1993) en las consecuencias a corto plazo las víctimas sufren daños psicológicos negativos, los que depende- rán del grado de culpabilización del niño por parte de los padres. En el caso de las niñas, estas tienden a manifestar respuestas ansiosas–de - presivas, en cambio, los niños tienden al fracaso escolar, problemas de socialización y comportamientos sexualizados y agresivos. Con respecto a las consecuencias a largo plazo, sus efectos son menos frecuentes y más difusos que las secuelas iniciales, pero pueden afectar al menos a un cuarto de las víctimas, siendo los problemas más habituales las alte- raciones en la esfera de la sexualidad tales como: disfunciones sexuales y menos disfrute, depresión y trastorno de estrés postraumático, y bajo control de impulsos. Dada la complejidad de las consecuencias de las agresiones sexua- les, se genera un trauma a partir de la internalización de experiencias que no han sido resueltas. Es por ello que una forma “sencilla y ope- rativa” de reconocer el concepto es “considerarlo como el dolor (físico y/o emocional) que no se puede calmar con los recursos del individuo” (Intebi, 2012, p. 108). Finkelhor, en el año 1986, clasifica las consecuencias del abuso en cuatro grupos de secuelas psicológicas y comportamentales, los cuales son: efectos de la sexualización traumática, la estigmatización, la trai- ción y el desvalimiento (como se citó en Intebi, 2012)

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