Agresiones sexuales: reflexiones acerca de las intervenciones psicológicas [Volumen VII]
344 Agresiones Sexuales. Volumen VII . Elías Escaff Silva, María Isabel Salinas Chaud, Paula Flores Zúñiga y Carolina de la Fons Díaz Las acciones mencionadas se encuentran consignadas en el manual general, como parte del instructivo de aplicación de las pautas, donde se señala a su vez la respuesta institucional ante un determinado nivel de riesgo, cuya medición se encuentra fijada en términos de plazos o metas por cumplir (número de casos atendidos o medidas implementadas por profesional, acorde a criterios específicos), una modalidad que aplica a todos los funcionarios del MP, sin distinguir entre unidades (Fiscalía Nacional, 2011). Niños, Niñas y Adolescentes Víctimas de Delitos Sexuales Los NNA víctimas de delitos sexuales presentan condiciones par - ticulares que requieren de una especificidad adecuada al momento de una intervención. El concepto de vulnerabilidad cobra particular importancia en el campo de la victimología, donde ha sido utilizado desde los aportes de Von Hentig, para referirse al riesgo que tiene un determinado sujeto de ser afectado por la actividad delictiva. De acuerdo con Marchiori (2004), la vulnerabilidad está dada por la presencia de tres condicionan- tes: “No poder percibir el peligro de la agresión, no poder defenderse, y no poder solicitar ayuda” (Marchiori, 2004, p. 47). Tales componentes remiten a la capacidad de percibir y comprender un suceso, a la vez que la capacidad de comunicar a otro el significado de tal suceso, en este caso, el haber sido agredido sexualmente, por lo que se entiende que el solo nivel evolutivo puede implicar una situación de extrema vul- nerabilidad. Es por esto que sería factible referirse a tres tipos de vulne- rabilidad: Predelictiva, asociada con circunstancias de indefensión ante la posibilidad del delito, edad, precariedad económica, capacidades diferentes; vulnerabilidad durante la victimización, como la conjunción de las condiciones previas y las condiciones del agresor y contexto del delito; y vulnerabilidad postdelictiva, conformada por la impunidad del hecho, y el silenciamiento de la víctima, entre otros (Marchiori, 2004). Una víctima NNA puede ser considerada vulnerable en todas las fases del delito, particularmente luego de ocurrida la develación, lo que se vincula a su vez con los fenómenos especiales que subyacen a las dinámicas abusivas en las cuales se enmarcan los delitos sexuales, como el síndrome de acomodación de Summit o el hechizo de Perrone
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