Agresiones sexuales: reflexiones acerca de las intervenciones psicológicas [Volumen VII]

24 Agresiones Sexuales. Volumen VII . Elías Escaff Silva, María Isabel Salinas Chaud, Paula Flores Zúñiga y Carolina de la Fons Díaz plan. Cabe mencionar que el período de enfriamiento es varia- ble, pudiendo ser días, semanas o incluso meses (Douglas, Ressler, Burgess y Hartman, 1986). Los datos estadísticos respecto a las agresiones sexuales se- riales son muy escasos, toda vez que resulta complejo saber qué proporción de delitos sexuales es realmente cometida por ofen- sores seriales, razón por la cual los datos disponibles surgen en su mayoría de casos individuales (Petherick, 2014). No obstante, algunas estadísticas con las que se cuenta son, en primer lugar, que en los delitos sexuales seriales, a diferencia de la gran mayoría de agresiones de este tipo, en un 85% de los casos la víctima y ofensor eran desconocidos entre sí (Hazelwood y Warren, 1989). En segundo lugar, y en contraste con la mayor parte de estas agre- siones (es decir, de tipo intrafamiliar), las víctimas generalmente son mayores de edad, siendo en un 45% mayores de 40 años, y en un 18% mayores de 18 y menores de 40 años (Petherick, 2014). En la investigación y persecución de estos delitos es de suma relevancia el análisis de la escena del crimen. A partir de ella, se pueden obtener, por ejemplo, información relacionada con el ofensor que aún no ha sido identificado (características físicas, conductuales y/o demográficas), así como información de utili- dad para la interrogación de los sospechosos y su eventual deten- ción (Keppel y Walter, 1999). Con el objeto de analizar dichos hallazgos, se recurre a dis- tintas técnicas, entre las que destacan las pruebas de ADN, así como también la vinculación entre distintos casos en virtud de similitudes y peculiaridades identificadas, basándose dos supues- to: Uno, que un ofensor mantiene un grado de consistencia en la comisión de sus distintos crímenes; y dos, que dichas ofensas son lo suficientemente particulares como para diferenciar entre más de un ofensor (Bennell y Canter, 2002). Otra herramienta implementada es el perfilamiento crimi- nal, utilizado para inferir características de la personalidad del ofensor a partir del análisis de su conducta, sus interacciones con la víctima y la escena del crimen (Turvey, 2008). Resulta de gran importancia contar con una particular exper- ticia al momento de analizar la evidencia, dado que los ofensores

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