Una propuesta práctica para integrar la evaluación formativa y el curriculum

33 UNA PROPUESTA PRÁCTICA PARA INTEGRAR LA EVALUACIÓN FORMATIVA Y EL CURRICULUM Las pautas de cotejo distinguen explícitamente aspectos particulares a observar en el des- empeño o trabajos de los estudiantes, por ende, podemos decir que identifican los criterios de evaluaci n y despliegan una graduaci n, pero esta es m s gruesa, como se observa en los ejemplos de la Tabla 2. Tabla 2 Algunos ejemplos genéricos de las formas en que las listas de cotejo pueden denotar diferencias en el desempeño o su gradación Nivel 1 Nivel 2 Nivel 3 Poco presente A menudo presente Siempre presente Nunca Realiza con ayuda Realiza en forma aut noma Insuficiente Bueno Destacado No logrado Medianamente logrado Logrado Fuente: elaboración propia. Con las pautas de cotejo, entonces, se define una graduación gruesa, en el sentido que los ni - veles no son descriptivos del nivel de desarrollo y, adem s, es invisible para las y los estudian- tes qué significa, por ejemplo, que algo este medianamente logrado o que sea bueno. Por el contrario, las r bricas ofrecen explícitamente descripciones sobre niveles de desarrollo de las dimensiones de aprendizaje a observar. Es por ese mayor valor que preferimos las r bricas por sobre las pautas de cotejo. Abordaremos con mayor detalle sus características y construcci n en el Capítulo 4. 4. Son explícitos El empleo de criterios de evaluaci n es una forma potente de explicitar las principales capa- cidades que los y las estudiantes deben desarrollar y cuando estos criterios se usan en forma estable, se incrementa este poder. A n m s cuando recordamos que los criterios (y r bricas) no se comunican al finalizar la enseñanza, sino por el contrario, se dan a conocer a las y los es - tudiantes con antelaci n. Compartir entre docentes y estudiantes criterios explícitos, idealmente operacionalizados en r bricas que describen niveles de desarrollo, sirve para transparentar las expectativas que mu- chas veces son implícitas en el proceso evaluativo y, por así decirlo, solo est n en las manos (o m s bien en la cabeza) del docente. Al ser explícitos, los criterios pueden contribuir a reducir el misterio y la consecuente sensaci n de angustia sentida frente a la evaluaci n, y pueden me- jorar la percepci n de que la evaluaci n es justa. Los criterios y las r bricas son valorados por las y los estudiantes por su aporte pr ctico en cuanto proveen una orientaci n para la realizaci n de trabajos. En la medida en que son em- pleados en diversas instancias de aprendizaje y de evaluaci n, incluyendo experiencias de au- toevaluaci n y coevaluaci n, de a poco las y los estudiantes se apropian de ellos y, de esta manera, se adue an de las dimensiones que conducen a los prop sitos planteados. Por todo lo anterior, un buen uso de criterios y r bricas es un elemento clave de la experiencia formativa en términos de promover la motivaci n y el compromiso, la metacognici n y la autorregulaci n (Anijovich, 2016).

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